No puedo ni debo eludir la obligación que me dicta mi conciencia, mi compromiso con esta sociedad y mi sensibilidad ideológica, de expresar públicamente mi opinión personal sobre el 5º Congreso Nacional de Coalición Canaria.

Toda organización política necesita periódicamente una regeneración de ideas y de estructura de partido. Creo que los tiempos y las carencias actuales no son los mismos de hace 20 años, y por lo tanto, las políticas y las acciones de gobierno deben de estar a la altura de los problemas dentro del ámbito que se representa y se defiende.

Este último Congreso, prácticamente no aportó nada novedoso a un proyecto político necesitado de contenidos prácticos e ideológicos. Las enmiendas que aportaron los jóvenes y un numeroso grupo de militantes a las ponencias en discusión que iban en la línea de establecer un cambio en las relaciones con el Estado Español y la Unión Europea no fueron aceptadas por el plenario. Esto demuestra una vez más que el miedo ancestral y la condición insular, con todos los corsés que esto implica, determina el carácter conformista y resignado del canario.

Al final, el resultado de esta cita congresual me dejó una sensación de pérdida generalizada de una oportunidad única para ir hacia un cambio integral de Canarias desde lo político, económico y administrativo. Porque sigo creyendo que si hay una fuerza política independiente y con una coyuntura estratégica a su favor para defender los intereses generales de Canarias en el exterior, esa es Coalición Canaria, pero los resultados fueron los que todos conocemos y hay que respetarlos, a pesar de que muchos salimos con la sensación de que nadie ganó, que todos perdimos y que este partido salió con menos fuelle del esperado para afrontar los retos de futuro que este pueblo necesita.

Los problemas de Canarias son múltiples, por citar algunos: paro, escasas perspectivas de creación de empleo, deuda histórica del Estado, escaso nivel de influencia con España y Europa, etc.

En este último enumerado es donde el futuro de estas islas está en juego. Las relaciones entre Gobierno Canario y Gobierno Español han sido de trato desfavorable y de agravios constantes. Si bien es cierto que nuestros representantes institucionales nunca han ido a Madrid con la artillería adecuada para hacernos respetar, porque posiblemente tampoco tendrán el aval suficiente de un proyecto político consolidado, porque la representación de los partidos de obediencia centralista controla dos tercios de los votantes de estas islas y porque nunca apoyarían iniciativas que fuesen en una línea diferente a la de sus políticas estatales.

Canarias, tiene por delante un reto muy difícil, y es la modernización y diversificación de su modelo productivo. No podemos seguir permitiendo que las riquezas que se generan en esta nación vayan a parar a entidades radicadas en el exterior, que seamos dependientes del exterior en casi todos los bienes de consumo con una producción local en declive y una precariedad laboral alarmante. Por otro lado, necesitamos tener de manera imperiosa una administración ágil, moderna y transversal, que elimine duplicidades de competencias y que esté adaptada a las nuevas tecnologías.

Por todo esto, defiendo una enmienda que se aprobó en el citado Congreso y que podría convertirse en la hoja de ruta o en el manual que deberían utilizar en el futuro los gobernantes canarios en sus relaciones con el Estado Español. Es una fórmula posible, demandada ya por amplios sectores del nacionalismo y hace mención a una figura llamada, "territorio de plena autonomía interna" que nos daría plenas competencias y la aplicación de las 200 millas marítimas de aguas jurisdiccionales que no entraría en contradicción jurídica con los acuerdos del mar de Montego Bay de 1982.

Para terminar, solo pido a todas esas personas que pueden aportar mucho desde su posición económica e intelectual que salgan del anonimato de sus despachos y le dediquen un mínimo nivel de compromiso a esta tierra para salir de esta situación de futuro incierto, casi agónico, por la que está atravesando la mejor generación de jóvenes preparados de Canarias.

Carlos Manuel Gómez, militante de base de CC