Ciento ochenta mil euros. Esa cantidad, según me comenta un diputado regional del PP, es lo que cuesta el departamento montado por Paulino Rivero para que un hijo de papá cobre un sueldo público después de perder su puesto en el Congreso de los Diputados. Puesto del que fue apeado Fernando Ríos Rull, pues de él se trata, por inútil. No por rencillas dentro de su propio partido a cuenta de los quebraderos de cabeza que le ha supuesto a CC el concurso de las frecuencias moduladas, que esa es otra, sino por incapacidad intrínseca; parece que Ríos Rull no sirve ni para apretar un botón y votar en Madrid lo que le dicen desde aquí que debe votar.

El niño de papá no cobra de sueldo esos 180.000 euros. Sus emolumentos son más bajos, pero mantener el Comisionado para el Desarrollo del Autogobierno y las Reformas Institucionales -hay que joderse con la que está cayendo-, a cuyo frente figura don Fernando con cargo de director general, le cuesta a la Hacienda canaria el mencionado guarismo monetario. Concurre la circunstancia añadida de que el niño de papá es uno de los denunciados por la fiscal anticorrupción de Santa Cruz de Tenerife debido, qué casualidad, a un posible delito de tráfico de influencias en el mencionado concurso de la adjudicación de radios.

¿Necesita una región (perdón, comunidad autónoma) con el 32 por ciento de su población activa desempleada, amén de otras carencias incapaces de abordar -y mucho menos de resolver- por el Gobierno que preside Rivero Baute, un Comisionado para el Desarrollo del Autogobierno y las Reformas Institucionales? Canarias no lo necesita, desde luego que no, pero Coalición Canaria sí. Poco se puede esperar, salvo estas necedades, de un partido político que vive de las romerías y la farándula perpetua. Las romerías, las fiestas y las juergas están bien. Personalmente prefiero a la gente que se divierte siempre que puede a la que se encierra en una cueva para meditar sobre lo mal que va el mundo y, de paso, aplicarse cilicio como penitencia por los pecados colectivos. Sin embargo, no estamos para muchas fiestas en estos momentos, ni mucho menos para idioteces vernáculas. Eso se deja para las épocas en que hay dinero. Si de lo que se trata es de no dejar a uno de los suyos en la calle -que, encima, es hijo de uno de los suyos-, basta con asignarle a Fernando Ríos una paga conveniente que cobre desde su casa. Es lo que hacen los empresarios yanquis cuando les llega un amigo con el ruego de que contraten a un hijo o a un sobrino. Si no hay más remedio, lo ponen en nómina, pero sin que haga nada en la compañía. Le dan un despacho con vistas para que se entretenga mirando por la ventana. Bastante tienen con ponerle un sueldo para que encima desbarate la empresa.

No quiero afirmar, sin embargo, que Ríos Rull esté absolutamente ocioso. De vez en cuando escribe algo. El otro día leí un artículo suyo en el que establecía la conveniencia de que Canarias fuese un estado dentro del Estado español para que así pudiese España tener jurisdicción sobre las aguas que bañan el Archipiélago, todo ello argumentado con planteamientos propios de un niño de cinco años. En fin, si tiene que cobrar, pues que cobre, que para eso pagamos impuestos los bobos, pero que cobre calladito que está más guapo y no hace el ridículo.

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