Tres cosas hay que no se vuelven atrás: la palabra dicha, la flecha lanzada y la oportunidad perdida.

Sr. Paulino Rivero de los epítetos y formas, se dirige a usted este periódico, EL DÍA, el único decente y honrado comprometido con el bien de los canarios. El resto de las ediciones son bazofia informativa intoxicadora al servicio de intereses bastardos de la oligarquía imperante en la colonia africana de Canarias al servicio de la España colonialista, que tiene al pueblo canario de rodillas pasando hambre y calamidades, a través de su historia de sometimiento, con sus fuerzas de ocupación, con las armas, ejército y policías.

El término "colaboracionista" es traidor a su pueblo, a su tierra, y esta palabra jamás la olvida el pueblo. Se queda en el tiempo, a ejecutar por las personas de ese momento, que será más pronto que tarde, con toda la miseria que está cayendo sobre el pueblo canario por su cobardía política. Usted ha cogido la bandera nacional canaria y la ha agitado en sus mítines y saraos, la de las siete estrellas verdes. Por favor, no me la ensucie con sus manos; usted no sabe de ese sentimiento que emana de las entrañas del ser de los alzados para constituir su propio Estado soberano.

La oportunidad perdida está pasando en su entorno de persona y político. Está en el momento justo para dar un puñetazo sobre la mesa; para eso hay que tener altura de miras y dos huevos bien puestos.

De sus múltiples viajes a diversos países por diversas causas, usted tiene un viaje a New York (EEUU), a la sede de la ONU, a registrar la propiedad de la tierra canaria, porque está al pairo, al ser susceptible de todos los males que nos está infligiendo la metrópoli, que nos tiene con el yugo de la miseria a la última colonia en África. Es su oportunidad. Que conste: Roma no paga traidores y Canarias ni agua a los traidores; su tiempo le apremia.

La palabra dicha; su señora esposa, Ángela Mena, tuvo una entrevista en una emisora de Las Palmas de un cafre ególatra godo. Le gusta poner el cara al sol en detrimento de la nación canaria. En su conversación con el engendro español que está matando el hambre a costa de los canarios, dijo que Canarias es una nación por dos veces, matizando dicho vocablo a su dicho cafre, que se la hizo reiterar, que Canarias tiene que buscar su destino como nación soberana en África, que este no era el momento. Dígale a su esposo que este es su momento, las oportunidades pasan una vez, si la deja escapar se arrepentirá el resto de su vida.

El oro colonial que ha traído España de USA, después de extraerlo la empresa Odyssey, de la fragata "La Mercedes", es oro manchado de sangre de los pueblos de Perú, Colombia, Bolivia y otros de los genocidios de España en América. Por lo cual el cabildo actual ha pedido unas monedas para exhibirlas en el museo de Colón en esta colonia africana. Poca vergüenza tiene el Bravo de Laguna por dicha petición; ¿desde cuándo un colono quiere engañar a su amo y señor con dicha petición?

La quícara de Oramas, más sola que la una en la corte del Borbón, que se pega la gran vida del expolio de su colonia africana, dijo que las mujeres de esta isla canaria se prostituían para ir al bingo. Poca vergüenza la voz de nada en la España cañi y rancia que nos tiene sometidos, y que su hija jamás estaría bajo el abrigo de la bandera de las siete estrellas verdes; la bandera que le da cobijo a su hija, la de España, no tiene historia, tiene antecedentes penales de toda índole: ultraje, saqueo, robo, violación, trata de esclavos, de blancas y negros y un sinfín más; y la de las siete estrellas verdes es inmaculada. Las palabras dichas dichas quedan. Ahora nos prostituimos todos porque el hambre nos atenaza de tu España en quiebra. El "Titanic" está estos días en la memoria de todos, y es más, tu Coalición Canaria está navegando como el "Costa Crucero" el capitán P. Rivero.

Veremos si salta o se queda en la nave canaria, llevamos el mismo rumbo proa al hundimiento. Usted es patético, como Román, Melchior, Rivero, Bravo de Laguna y otros insignes golfos de animar al canario a emigrar al protectorado alemán y otros países, mientras entran personas de toda laya y plumaje. Ustedes son los que sobran. La independencia se gana en las calles de Canarias, que no son las calles de España.

Juan Antonio Mohamed

(Las Palmas de Gran Canaria)