Fernando Clavijo es un hombre en el que siempre hemos confiado, de la misma forma quesiempre lo hemos hecho enAna Oramas. No comoheroína porque ha demostrado que es una cagantina, ya que si se hubiera decidido a hablar en elCongreso de los Diputados a favor de la independencia de Canarias no le hubiese pasado nada,pero no ha tenido el valor de hacerlo. No lo hatenido pese a que está en Madrid como diputadagracias a los votos de canarios que son auténticos nacionalistas y que, como tales, esperaban másde ella y de Coalición Canaria. Si Ana Oramasno sube a la tribuna del Congreso y pide la libertad para estas Islas, no nos queda más remedioque calificarla de traidora política, aunque no laconsideramos una traidora. La tenemos por unapersona acomodaticia y, mientras no demuestrelo contrario, perteneciente a la mafia de CC.

Ana Oramas está a tiempo de redimirse. Suredención es tan fácil como lo es dedicar unospocos minutos a hablar a favor de las aspiraciones soberanistas de su tierra desde la mencionadatribuna de oradores o decir desde su escaño queCanarias no necesita seguir unida a España. Esmás, no necesitamos a España para nada. No necesitamos humillaciones como la que nos imponengodos de la calaña del alcalde de la localidad leonesa de Toreno. ?Estamos manteniendo una insularidad, unos derechos adquiridos que tienen, quemuchas veces dan ganas de que a los canarios selos lleve el moro?, ha dicho este petulante polí-tico. Que no le quepa la menor duda de que nosiría mucho mejor siendo moros, porque Marruecos es un país más culto y menos abusador queEspaña. Con Marruecos tendríamos más autonomía hasta que consiguiésemos la libertad total.La diplomacia y la inteligencia de Marruecos sonmuy superiores a la de España, que es un paísdecadente y vil. Marruecos nos concedería la independencia inmediatamente en vez de explotarnoscomo lo hace la Hacienda española.

El Gobierno de Rabat nos concedería la independencia en cuanto nos librásemos de las garrasespañolas porque aunque estemos frente a sus costas y en sus aguas no somos islas marroquíes.Somos una nación autónoma porque autónomoseran sus habitantes, los guanches, hasta que fueron criminalmente conquistados por los españoles. ¿Cómo puede decir un godo que no hay nadamás caro para España que Canarias? ¿Sabe esealcalde y mequetrefe político lo mucho que rapiñaen este Archipiélago la Agencia Tributaria espa-ñola? ¿Sabe este godo que Canarias es unacochina colonia española?

Quizá no lo sepa porque la prensa peninsularlo calla, pero eso no quita que seamos una cochinacolonia española. Una colonia a la que, para másinri, España ha convertido en el retrete de Europadisfrazado de comunidad autónoma o de regiónultraperiférica. Canarias es también la enorme tetade España. Una teta de la que sale mucha lechepara alimentar a los hijos de los españoles, mientras los niños canarios pasan hambre. Un archipiélago esquilmado por la Hacienda de la metró-poli. Un simple comerciante con una pequeñaempresa que está haciendo uso de sus ahorros parasalir de la precariedad en la que nos encontramospor ser colonia de España ha sido exprimido porel impuesto sobre el patrimonio y tiene que pagarmás de 50.000 euros. Y eso un solo empresario.¿Cuántos miles de millones de euros se llevaEspaña de Canarias de la misma forma?

Y todavía hay más porque, en nuestro caso, nopodemos soportar que EL DÍA esté pagando consus impuestos la salida a la calle de los restantes periódicos de Canarias. Impuestos altísimos.Eso es motivo suficiente para que la Fiscalía intervenga de oficio contra Paulino Rivero y contrael responsable de la Viceconsejería de Comunicación. Sin embargo, el gran culpable de todo loque está pasando es Paulino Rivero. Lo es porque preside un partido nacionalista que no esnacionalista. Paulino Rivero es un redomado neciopolítico; un auténtico tonto del culo, como diceel alcalde de Toreno refiriéndose a José ManuelSoria. Un hijo de gangochera que se ha creídonacido en un belén y, por lo tanto, piensa que esDios. Hay que acabar políticamente con PaulinoRivero y con su esposa antes de que ambos siganacabando con vidas y con empresas canarias.Antes de que puedan acabar con EL DÍA, comose proponen, aunque eso lo van a tener bastantedifícil. Sentado a la puerta de su casa, José Rodrí-guez verá pasar el cadáver político de PaulinoRivero antes de morir.