DESDE días atrás publicó este periódico que la Organización Mundial del Turismo se propone celebrar en la isla de Tenerife el II Congreso Internacional TIC. Turismo e Innovación, a cuya reunión podrán asistir todos los profesionales del sector turístico y que se anuncia para los días 21 y 22 de julio, en el salón de actos de CajaCanarias-Banca Cívica de la capital tinerfeña. Se trata, dice la OMT, de un foro abierto a empresarios, técnicos proveedores y profesionales del sector TIC y en el que también participan el Gobierno de Canarias y la Cámara de Comercio de Santa Cruz.

Se informa de que el objetivo del congreso es ofrecer nuevas perspectivas sobre las últimas tendencias y evolución del mercado de las nuevas tecnologías y la innovación en el sector turístico. Se pretende que el congreso sea un referente nacional y mundial en la materia.

Interviene en la organización del evento el ejecutivo regional de la Asociación Multisectorial de Empresas de Electrónica, las tecnologías de la Información de las Telecomunicaciones y la Federación Canaria de las mismas competencias. Se informa de que el congreso es posible por el patrocinio del Cabildo Insular y el Instituto Tecnológico de Energías Renovables (ITER). Se esperan ventajas fiscales para promover inversiones en Canarias.

La OMT ha escogido esta isla para el importante congreso por su calidad turística en el ámbito internacional, pero uno opina, desde el sentir de la calle y de las empresas del sector, que Canarias también requiere atención especial para revitalizar una producción tan importante como el tejido industrial, como, hace unos días, puso de manifiesto el director de Industria y de las pymes, quien aseguró que estas sufren falta de desarrollo de sus potencialidades y necesita atención específica industrial y económica.

En lo que respecta, particularmente, a la isla de Tenerife, y es posible que a Gran Canaria y en casi todas las islas del Archipiélago, el pueblo llano y las autoridades de las que depende la actividad industrial desconocen la importancia de la auténtica potencia de la industria local. Puede decirse que toda la franja costera de la isla, entre Santa Cruz y casi Granadilla, donde el puerto, que ya está en obras, será importantísimo para la zona y para la isla, es un polígono industrial.

Desde el barrio de Taco hacia el mar, por la costa Este, toda la isla es un polígono industrial. En las cercanías de Taco, cuya montaña ha sido cubierta de construcciones, en su gran mayoría industriales, aunque también residenciales, se han establecido numerosas empresas que ya constituyen un tejido industrial importante y valioso, porque Taco, con Las Moraditas, que ocupan la parte de la montaña que mira hacia el Sur, constituye ya toda una población muy numerosa que quizás sea mayor que algunos de los pueblos del sur de la isla.

En los muchos miles de metros cuadrados de terreno entre la autopista del Norte y el mismo litoral, se han establecido numerosos talleres industriales con las conocidas marcas de automóviles Ford, Renault y, puede decirse, casi todas las europeas y americanas; almacenes industriales de otro material, como el agrícola, herramientas, empaquetados agrícolas y demás material puede decirse que ocupan enteramente el terreno, con calles perfectamente trazadas y en servicio que facilitan una perfecta comunicación interior y con conexiones con la autopista y otras carreteras a barrios cercanos.

Uno entiende que esas zonas industriales, con material de venta muy útil, incluso como curiosidad, podrían utilizarse como rutas turísticas en que los visitantes puedan ver el funcionamiento de las industrias y adquirir objetos en fábrica, que también son de interés para el turismo y, naturalmente, para las empresas fabricantes del material en venta.

Y ahí puede tener la Consejería de Turismo unos puntos nuevos de atracción hasta ahora no utilizados y distintos a los atractivos naturales y poblacionales que ofrece la isla.