1.- Leo en el diariodetenerife.com una obviedad. ¿Cómo le iba a importar a Paulino Rivero que una proba funcionaria, Asunción Roldán Oramas, le hiciera la peineta a una foto suya si el presi tiene la peineta en casa? Y es verdad, porque Paulino convive con Ángela Mena, que de peinetas sabe un rato. O sea. Querían empurar a Asunción, pero a Ángeles Boga, la secretaria general de la cosa, le entró un ramalazo de lucidez: ¿Y si no es una peineta sino que Asun estaba haciendo la tijera, por eso de los recortes? O, acaso, cantando aquello tan recurrente de "el vino que bebe Asunción/no es blanco, ni es tinto, ni tiene color". Lo cierto es que Asun, la del "todos somos Asunción", en ese plural y mayestático empeño nuevo de los desamparados por hacer suyas las desgracias ajenas, es prima y bien prima de Ana Oramas. Como se decía en el digital citado, una prima de riesgo, que no me quiero apropiar de los golpes ajenos. En fin, que no la expedientaron y la administración, o sea, mandó a Asunción a hacer peinetas, que es lo mismo que a hacer puñetas.

2.- Cada día se manifiestan los funcionarios en el búnker de Presidencia, inasequibles al desaliento. Ellos son muy aficionados a lo funerario. Cada vez que se cabrean sacan a la calle cajones de muertos, las velas negras de la bruja Lola y la vuvuzela -¿se escribía así, en zulú, el nombre de la trompeta de los Mundiales- de Asunción, que mete mucho follón. Y me salió un pareado. Luego pasamos a las peinetas, que son palabras mayores. Están la de Martirio, la de Ángela Mena y la de Asun, que es la más rotunda y bien puesta, porque está fabricada con el corazón. No se cuenta la de la reina Sofía, que también le queda como un tiro porque ella es griega y eso.

3.- Así que Ángeles Boga ha tenido la idea feliz de no expedientar a Asunción, sino pasar de su gesto estremecedor y cañí, que quedará para la historia porque hay una foto que la retrata, empinada sobre sí misma, descargando su resquemor funcionarial contra la jeta del de El Sauzal. Así que Asunción tiene la impunidad deseada, y es normal, porque en una sociedad libre esos gestos -y esas gestas- significan, ni más ni menos, que cuchufleta y cachondeo, que para eso estamos en el veranito de El Corte Inglés. Así que a vacilar y a pasarlo bien antes de que la cosa se ponga peor.

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