HACE pocos meses publiqué en esta columna un artículo sobre el tema que titulé "Turismo industrial". Con anterioridad, había leído en la prensa un artículo de los muchos que sugieren ideas sobre la necesidad de un incremento de la política turística insular creando cambios imprescindibles a introducir en planes novedosos, porque el turista está harto de paisajes, eso sí, indiscutiblemente bellos y distintos a los que se observan en otros lugares, de los muchos que ofrecen como atractivos los países que pueden mostrar bellezas naturales, a los que suma puntos de verdadera atracción, porque en eso consiste el turismo.

Las Islas Canarias poseen esos atractivos naturales y, desde siempre, que se recuerde, han atendido y explotado las visitas de esos forasteros que, generalmente, han de buscar fuera sitios por visitar que no poseen en su país de origen o en lugares cercanos a los que pueden llegar con frecuencia y con menos gastos de viaje.

En ocasión anterior, decía, la lectura en un periódico de la existencia, bastante notable, de extensas zonas ocupadas en el establecimiento y la construcción de fábricas, almacenes, artículos como automóviles, grandes naves de almacenamiento, de venta de maquinaria y de diversos productos para la construcción y situación de zonas industriales en la isla de Tenerife, incluido de almacenamiento, hizo que me desplazara a esa zona de la isla que se extiende a lo largo de la costa Este de la isla, entre Santa Cruz y, realmente, lo largo de todo el litoral entre Santa Cruz y casi el puerto que ya se construye en la costa de Granadilla, lo que representa la continuidad en una sucesión de diques de atraque que podría extenderse entre el polígono de Güímar y los mismos muelles de Candelaria, llegando y aprovechando la costa del Médano y de La Tejita, más el litoral hasta la Punta de la Rasca.

Y lo que decía respecto al turismo en el artículo anterior es que podrían establecerse rutas que pasaran, visitando, e incluso comunican por las bien trazadas carreteras que unen, perfectamente, los diversos polígonos de industrias, que servirían de paseo y lugares a visitar e, incluso, adquisición de material, productos del sector agrícola y material exclusivamente industrial.

De ahí lo del título ya citado, porque el turista recorrerá la isla, conocerá su producción, parcialmente, y, en las fábricas, verá cómo se hacen varios productos.