NADIE conoce con certeza, ni el propio ejecutivo de Rajoy (los miembros de este Gobierno navegan con un rumbo predeterminado por Bruselas), cómo va quedando reducida España después del sinfín de medidas que va imponiendo un mercado monetario, no político, denominado Unión Europea. Desde la capital comunitaria se vigila a Madrid y desde Madrid a las diferentes comunidades autónomas. El despertar suele producirse de una manera brusca, provocada por alguna norma hasta el momento desconocida. Los canarios formamos un pueblo apático, sin arrestos para manifestar, pública y enojadamente, este estado de cosas. Nos zarandean y aplaudimos. Nos maltratan y los comprendemos. Todo viene mal. En 2008 había superávit. Hoy, los responsables económicos de Europa, del Estado y Canarias toman una serie de decisiones que entullan al ciudadano de a pie, a las empresas, a los funcionarios, empleados públicos, clase trabajadora y, para colmo, merman la prestación por desempleo. Y esto no se mueve... sino para atrás. Se esperan como agua de mayo treinta mil millones de euros para recapitalizar a la banca intocable. Pero las entidades financieras españolas y grandes empresas continúan obteniendo beneficios millonarios. 522.000 euros anuales de sueldo para los directivos. Que alguien explique esto.

Que alguien explique también para qué sube el IVA al 21% si el consumo va a disminuir considerablemente y, por lo tanto, la recaudación prevista por este concepto se alejará, como siempre, de las previsiones del formidable gobierno que nos ha deleitado con medidas adjudicadas a las clases media y trabajadora. Los funcionarios se quedan sin paga en Navidad, mientras permanecen incólumes los banqueros, grandes fortunas, casta política con sus canonjías (asesores, despachos, coches, tarjetas, queridas, queridos...), dieciocho parlamentos o el peso de la herencia progre, donde aparecen nombres ilustres como Zapatero, Rubalcaba, Pajín, Aído, López Aguilar, Salgado, Solbes, Fernández de la Vega, con sueldos que superan de media los 100.000 euros. ¿Está justificada la existencia del Consejo de Estado y el Senado? Dos ejemplos de lo que se puede prescindir.

En fin, con la espada europea de Damocles se ha terminado con la libertad de España. Mientras exhaustivamente se recortaba en el Parlamento, con los aplausos entusiastas y repugnantes de los "populares", la policía actuaba, con contundencia, en el exterior contra los mineros, a los que se unieron los antisistema. Por lo visto, el régimen anterior sigue vigente. Europa decide en nuestro país por mor de estar supervigilado. Cada tres meses, el Banco Central Europeo pedirá cuentas al Banco de España. Que alguien explique, asimismo, cómo se ha permitido desde Canarias, además de todas estas medidas, la reducción de las tasas aéreas (la vida aquí pende únicamente del turismo) y la reimplantación del certificado de residencia. Son solo casualidades que dimanan de un ministro canario. Aunque no se entiende bien el cómo, lo cierto es que, ante la supresión de la paga extra, el Gobierno de las Islas sale en defensa de sus empleados con un descuento del 5%, recorte que ya realiza en las nóminas durante todo 2011. Veremos.

No es de extrañar, pues, que la sociedad esté desmoralizada y cabreada con las sorpresas que cada día se encuentran reflejadas en los medios. Alguna pregunta, sin respuesta aún, revolotea por las calles de las ciudades: ¿es normal que ciertos países europeos coloquen un sinfín de trabas a todo lo que se relacione con España? Y surge, sin buscarla, la tentación de examinar la posibilidad de mandar el euro a freír espárragos. Pero, asimismo, se manifiestan una montaña de inconvenientes, que empiezan por la pérdida del poder adquisitivo de salarios y una subida importante de todos los productos que nos lleguen de fuera. La bancarrota se establecería y España volvería a la paupérrima década de los cincuenta, con el control caciquil amparado por otra dictadura. Está claro: la única respuesta posible se encuentra en la definitiva construcción política, insistimos: política, de Europa, y no en que Alemania, con los indudables derechos que detenta, solo piense en cobrar lo que le deben algunos Estados y que estos tengan en el magín, exclusivamente, la moneda.

Si alguien tenía dudas sobre las engañosas propuestas que todos los políticos realizan en sus campañas electorales, aquí tenemos la cruda y rigurosa realidad de uno a quien no le importa reconocer en el Parlamento nacional el incumplimiento de todas sus promesas propaladas a sus leales y errados bobalicones. Esa rectificación ha fracturado a España.