SUMA y sigue esa extraña e inesperada evolución en Coalición Canaria, tras su V Congreso "nacional", que se quedó en insular de una sola isla porque en terreno canarión no hay CC que valga. La hubo en aquellos tiempos de entusiasmo, casi archipielágico, cuando el sentir nacionalista pareció prender y expandirse por toda la región. Lo que ocurre será, me supongo, el principio del fin del partido, según se dice en corrillos tras la separación canariona con ese nombre de Nueva Canarias, que dicen está cada vez más cerca de su disolución, ya que anda sostenida con tres o cuatro diputados que logró meter en las cámaras.

En comentario anterior me referí a los amaños internos, pero con influencia externa, que convirtieron al supuesto partido nacionalista en grupo mandado por un secretario general, que es el alcalde de La Laguna, Fernando Clavijo, y no está claro si con presidente sin mando efectivo, que es el elegido con tejemanejes en el aludido congreso, Paulino Rivero, quien, a la vez, quedó mandando en el Gobierno autónomo.

El nuevo mandón, tras los cambios últimos, que es el señor Clavijo, formó su ejecutiva me supongo que por si las moscas. En concreto, se ha propuesto apuntalar la tal Ejecutiva de integración que llaman, dicen que con muy pocos conocidos afectos al paulinato, como un tal Francisco Linares, que es actualmente secretario insular de Política Municipal, y doña Rosa Dávila, que no se ha dicho lo que era, pero ahora será secretaria de Organización del partido, y se citan como restantes apuntaladores Juan Manuel Bethencourt, Mariano Pérez, alcalde de El Sauzal, y Sandra Rodríguez. Dicen los informantes que sigue activo el dúo Fernando Clavijo-Francisco Linares y hay un proyecto a realizar que se prolongará hasta los próximos años. Piensan y piden moderación los gerifaltes en el interior de CC para que puedan entenderse los feudos "paulinistas" y Clavijo se ha puesto a tratar de terminar con las desconfianzas mutuas.

Pues así se encuentra la cosa, si no cambia para peor, que es lo que cree mucha gente del mismo partido, que no ve suficientemente claro los problemas a resolver, tanto por parte propia como por parte de otros partidos políticos, cuyos componentes están muy atentos a cómo va a evolucionar ese partido.