1.- Claro, los que salen poco están convencidos de que las Islas son una especie de Gran Manzana. Y no, son una cagada de mosca en el mapa, como le decía a el bueno de Pepe Monagas. "Saca el napa, ; saca el napa por Dios te lo pido. Si son islas, nos salvemos; si son cagadas de moscas, ¡que Dios nos coja confesados!". Pues eso. Los que se creen que estas islas son el culo del mundo, el centro neurálgico del universo, se entretienen en hablar de lo que aquí pasa, que a lo mejor es lo que vende, pero que sirve para poco. Esto es algo chiquitito. Yo antes salía más, pero con la falta de posibles me he quedado en tierra, como el marinero de Alberti. Cuando quiero salir compro una revista de viajes y voy pasando los dedos por las fotos, como un ciego por los relieves, y así estoy de nuevo en el mundo. Lo que pasa es que se han puesto muy incómodos los aeropuertos. Por cierto, que ha sido buena cosa que ahora los pasajeros de preferente y primera clase puedan pasar los controles por unos lugares especiales en los que no hay colas, ni tipos que se quitan los zapatos delante de ti, dejan los ñames al fresco y desprenden olores keniatas que te turban no poco. Yo tengo una amiga que dice que viajar es de pobres y a lo mejor tiene razón. Lo de ricos es viajar en jet privado, como hacía yo en los tiempos en que mi amigo Paco el Pocero me enviaba el avión a buscarme. Una vez fui a recoger a Carlos Herrera a Jerez, para darnos una vuelta en el "Clarena", el yate de Paco, que yo creo que luego le vendió a Juan Miguel Villar Mir, de esto último no estoy seguro. Otra vez fui a buscar a Pepe Oneto a Getafe para ir a Palma y desde allí a la isla de Cabrera, a darnos un baño en una cueva que tiene el fondo verde. Cómo manejaban el barco el capitán Sotero y su tripulación. Y qué guapa era Leticia, la azafata del jet de Paco Hernando, que era igual al de Bill Gates. Joder, qué tiempos, ¿por qué habrán cambiado tanto? Ahora Paco ya no sale, está deprimido y tengo ganas de darle un abrazo. A ver si un día lo cojo de buenas. Todavía tengo en la nevera alguna de las botellas de "Petrus" que me regaló. Y que me beberé con algunos amigos el día de mi jubilación, es decir, dentro de dieciséis.

2.- Digo que las Islas son algo chiquitito. Pocos empresarios viajan ya en jet privado. De Canarias sólo conozco a Santi Puig y Noelia Afonso, no sé si habrá alguno más. Santi y Noelia van mucho a Barcelona, donde tienen negocios y donde residen buena parte del año. Gente amiga de siempre, yo les tengo a los dos un gran aprecio y me honro con su amistad. Pero no los veo casi nunca, muy a mi pesar. El británico John Palmer tenía barco y jet. El barco está amarrado a la dársena comercial de Santa Cruz. Es hermoso, antiguo pero bien cuidado. El avión no sé si lo conserva. Creo que vive por el Norte de la isla. Yo lo vi dos veces, una aquí y otra en Londres, donde lo entrevisté para "La Gaceta". Me seguía -o eso me parecía- alguien de Scotland Yard, porque era la época en que Palmer estaba en juicio. Hace ya diez años de esto. Luego lo condenaron por estafa. Hasta Garzón creo que le metió mano (judicial), pero sin suerte para el juez. Palmer tiene una leyenda en Inglaterra de robo de oro o de no sé qué; ya no me acuerdo. Hay quien dice que me grabaron conversaciones telefónicas con él, pero esto es imposible: ni Palmer sabe español, ni yo inglés, así que es poco viable la grabación. Me encanta ser leyenda, cada vez disfruto más acaparando secuencias disparatadas. Qué fantástico es ser el rey del mambo hasta última hora. De los mediocres nadie se ocupa.

3.- Bueno, se mete agosto. Todo el mundo se manda a mudar, o dice que se manda a mudar. Yo me quedo, si acaso un par de viajes a Madrid por motivos que no vienen al caso. Un último apunte: ¿dificultades económicas de un grupo que regenta hoteles en playas y lagos, cuyo origen fue el tabaco? No me gustaría porque al menos a uno de los miembros de esta familia le tengo aprecio. Buscaré la información y la trasladaré aquí, si procediera o procediese. Una cita para ella: "La vida es un juego del que nadie puede en un momento retirarse y llevarse las ganancias". La frase es de André Maurois. Pero ella, tonta, no la entenderá. Pasó por el colegio con los ojos cerrados y el dinero de papá en el babi.

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