YA SÉ que este título es poco original, pero refleja la triste realidad del congreso insular de Coalición Canaria. Además, ellos no son muy originales que se diga, pues no solo siguen los mismos de siempre con algunas variaciones, sino que su supuesto nacionalismo para nada tiene que ver con una acción política verdaderamente nacionalista. ¡¡Se trata, ni más ni menos, que de puro y simple autonomismo!! ¡¡Que no nos sigan engañando más!!

Solo la buena fe y el deseo irrefrenable de que esto cambie pudo haber hecho albergar a alguien la vana esperanza de que el alcalde de La Laguna, Fernando Clavijo, pese a salir reforzado como "líder" de CC en Tenerife (ATI), vaya a cambiar el ideario de CC y, de la noche a la mañana, volverse un auténtico y verdadero nacionalista. O sea, un patriota canario cuyo único e irrenunciable objetivo sea, como es lógico, la independencia de Canarias. ¡¡De eso nada!! Estos elementos son todos iguales: unos vividores y unos falsos nacionalistas; "okupas" del verdadero nacionalismo canario, que, obviamente, es contrario y opuesto al nacionalismo español, que es el que verdaderamente defienden en el fondo. Porque los postulados políticos de CC no parten del hecho absolutamente incuestionable de que Canarias es una colonia española en África desde hace seis siglos; no, parten del falso argumento de que Canarias es una Comunidad Autónoma del Estado español y una Región Ultraperiférica (RUP), ¡que es un escandaloso eufemismo de colonia!

Y eso es así por muchas vueltas que le demos al asunto y por mucho que los medios de comunicación -este incluido- sigan denominando a estos autonomistas "nacionalistas" una y otra vez, y ellos mismos, a su vez, incidan en el vocablo. Nacionalismo, ya lo he dicho en numerosas ocasiones, viene de "nación" como tabaquería viene de "tabaco". Otra cosa es el término "nacionalidad", acuñado por los padrastros de la patria, los ponentes constitucionales, en su afán de hacer encaje de bolillos para acomodar en el texto de la Constitución española de 1978 los llamados "nacionalismos históricos", vasco y catalán, fundamentalmente. Término este (el de "nacionalidad") que, repito por enésima vez, es una aberración semántica y una perversión jurídica del concepto de nacionalismo, que ningún jurista medianamente serio me podrá rebatir.

En este asunto, el falso nacionalismo de Coalición Canaria, no debemos perder la perspectiva. ¿Qué es lo que realmente se está dilucidando en esa indisimulada lucha interna entre el "sector oficialista" de Paulino Rivero y el "sector crítico" de Fernando Clavijo, escenificada en el pasado congreso insular de la isla de Tenerife? ¿Se trata acaso de que ese sector crítico quiera cambiar el ideario del partido y decantarse inequívocamente por la soberanía de Canarias? ¡¡En absoluto!! No seamos ingenuos. Se trata, única y exclusivamente, de una mera lucha de poder; el sempiterno "quítate tú para ponerme yo" de toda la vida. ¡¡Nada más y nada menos!!

El caso es que la nueva ejecutiva de Coalición Canaria en Tenerife, que liderará a partir de ahora el mencionado Fernando Clavijo, se ha impuesto, al parecer, la tarea de relanzar la organización en la Isla. Y a tenor de las manifestaciones de unos y de otros, el supuesto nacionalismo de CC se queda como está, a pesar de que demagógicamente el Clavijo ese haya dicho solemnemente que "necesitamos un nacionalismo fuerte e integrador". Esto es, más de lo mismo. Todos esos individuos e individuas de CC siguen llamando a su actividad política "nacionalismo" sin cortarse un pelo; y los babiecas de siempre se lo siguen creyendo, y aquí no pasa nada. ¿Hay un solo miembro de esta formación política que, al margen del clientelismo político y de que no sea un estómago agradecido, se haya manifestado libre y públicamente por la independencia de Canarias? ¡¡Ninguno!!

Porque, señores, nacionalismo e independentismo son consustanciales, es decir, un verdadero nacionalista lo primero que se plantea en sus concepciones políticas e ideológicas es que su tierra sea libre e independiente. De ahí, el incuestionable componente antropológico del nacionalismo cuando el hombre se identifica con su medio natural, su tierra, sus costumbres, su folclore, etcétera. Y un independentista es, por antonomasia, un nacionalista como no puede ser de otra forma. Llamar nacionalismo a la práctica política de Coalición Canaria es, sencillamente, una canallada y un engaño masivo al que se siguen prestando, sin ninguna reticencia, los medios informativos en general, dándoles pábulo. La actividad política que practica CC será otra cosa, perfectamente legítima, en una lógica pluralidad política e ideológica, pero nunca jamás se le podrá llamar nacionalismo, porque sencillamente no lo es.

Pese a ser reiterativo, no está de más volverlo a decir: en primer lugar, Canarias no levantará cabeza hasta que no cortemos amarras con Madrid y sigamos nuestro camino por sí solos; y en segundo lugar, para que eso ocurra, reitero, tiene que ser la burguesía canaria, que tiene los medios económicos y los cuadros dirigentes, la que debe dar ese paso decisivo hacia la liberación, como han hecho todas las burguesías en los procesos emancipadores de todos los pueblos del mundo. Solo que la burguesía canaria, la terrateniente y la mercantilista, todavía, al parecer, no ha visto seriamente lesionados sus intereses económicos y sigue acomodada, beneficiándose de las prebendas derivadas de la conquista y disfrutando de las migajas del poder que le concede España para que no armen jaleo ni se salgan del tiesto. ¡¡Esa es la pura y triste verdad!!

Y, por otro lado, está la actitud entreguista y colaboracionista de ese impresentable que tenemos desgraciadamente de presidente del Gobierno de Canarias, el tal Paulino Rivero, más españolista que los propios españoles (lógico, es godo consorte), que sigue actuando como si realmente fuera el presidente de un Estado soberano, diciendo tonterías y estupideces y, lo que es peor, engañando miserablemente al pueblo canario. La última "perla dialéctica" de este iletrado ha sido la siguiente frase demagógica pronunciada con toda solemnidad en el congreso tinerfeño: "Canarias necesita de nuevo un nacionalismo potente que dé a las Islas más autoestima y capacidad de decisión ante el abandono de un Gobierno central torpe, ciego y sordo, que se ha cebado con el Archipiélago". ¡¡Menudo caradura!!

Para los que todavía están en la inopia y siguen sin enterarse de lo que verdaderamente sucede en Canarias, aclararles que ese "desencuentro" pasajero entre Paulino Rivero y el Gobierno español (con quien siempre ha pactado CC, gobernara el PSOE o el PP) se debe, sobre todo, a su hostilidad con José Manuel Soria -al que no le llega ni a la suela del zapato-, que le ganó las pasadas elecciones autonómicas con toda claridad; asimismo, en pura praxis política y reeditando el pacto anterior CC-PP, a Soria le tocaba ser presidente y a Paulino vicepresidente y consejero de lo que fuera. Pero ya se vio cómo el exalcalde de El Sauzal se lio con el PSOE, en un pacto contra natura, para seguir de presidente. ¡¡Así funciona este sujeto!!

En definitiva, que tal como está el panorama, y a la vista de que aquí no se mueve ni Dios, va a ser cierto el famoso refrán ese de que "cada pueblo tiene lo que se merece". ¿O no?

rmorenocastilla@hotmail.com