SE HA DICHO poco, concretamente unas líneas en este periódico, de la declaración de la isla de La Gomera como Reserva de la Biosfera, y en los demás nada, a no ser que me haya quedado algún diario por leer, que no quiero culpar a nadie sin motivos. En los demás no he visto la declaración que aprobó el Consejo Internacional de Coordinación del programa MAB de la Unesco, reunido en París para estudiar el tema.

La declaración se extiende a la zona marina de la isla, con categoría de "excelente", la cual es una alta calificación, y a la totalidad del territorio insular. Esta distinción es la sexta de su clase que se otorga a Canarias, y, con esta distinción, el Archipiélago canario se ha convertido en una de las comunidades autónomas de España que mayor número de reservas tiene, solo superada por Andalucía y Castilla-La Mancha.

Intervino en el acto en que se acordó la concesión la viceconsejera de Sostenibilidad del Gobierno de Canarias, Guacimara Medina, quien intervino en el consejo de París junto a la titular de Desarrollo del Territorio del Cabildo de La Gomera, Ventura del Carmen Rodríguez. La señora Medina destacó, en el acto, el compromiso de La Gomera con el desarrollo sostenible, así como la existencia en la isla de espacios de extraordinario valor, tal es el Parque Nacional de Garajonay y la biodiversidad que acoge al lagarto gigante, oriundo de la tierra, que es uno de los vertebrados del mundo más amenazados.

También intervino en la reunión el presidente del Cabildo gomero, Casimiro Curbelo, quien elogió el cuidado y la atención de los gomeros en su convivencia con la naturaleza.

La destacada distinción del organismo internacional de la Unesco a La Gomera premia el extraordinario mérito de la isla y de sus moradores en la posesión y conservación de la valiosa biodiversidad insular, que, no cabe duda, ha atraído, y continuará atrayendo, a científicos, estudiosos y curiosos turistas que vienen a ver y, posiblemente, a estudiar el desarrollo de fenómenos naturales que se producen y pueden verse desde muchos siglos para acá en la Isla Colombina, que también se llama así a La Gomera por haber sido el puerto de salida del mundo Occidental en el viaje del descubrimiento del Nuevo Mundo por el navegante Cristóbal Colón con sus tres carabelas.

La distinción última que se acaba de otorgar a La Gomera no cabe duda de que tendrá gran importancia de cara a lo histórico y lo natural para una isla canaria que, más de una vez, y durante largos períodos, ha sido injustamente menospreciada por los que mandan en la dominante capital de la provincia de Santa Cruz de Tenerife, que han tenido a La Gomera como "cenicienta" del Archipiélago. Lo sé porque soy gomero y porque he vivido en Tenerife casi tantos años como tengo de vida.

Lo digo, pues, con conocimiento de causa, porque es verdad y he sido testigo, en muchas ocasiones, de lo que cuento. La Gomera, con su rica historia y su naturaleza única, perfectamente conservada, no ha merecido ese trato de la isla mayor y de quienes han mandado en la provincia. Y si cantan el "mea culpa", los gomeros no les creeremos.