1.- Mi estimado PacoGarcía-Talavera, jubileta como yo, me envía un libro que yo le había regalado a mi primo JoséLuisMachado, estudioso de los anales de la familia. Se titula "Cuaderno explicativo del árbol genealógico de la Familia Real indígena de Tenerife y descendientes de ella que más se han distinguido", de NicolásDíazDorta, edición facsímil. Paco me señala los epígrafes que demuestran mi descendencia -de la que estoy orgulloso- del mencey Bencomo. Díaz Dorta no deja lugar a la duda. El libro fue editado por primera vez en 1913. Hay algún error porque a mi tío abuelo Andrés, abogado, lo llama Luis (como su padre) y lo sitúa como director del Banco de Buenos Aires, cuando en realidad lo fue del Banco del Hogar Argentino de Buenos Aires, casi hasta su muerte. Cita a mi tatarabuelo Andrés, alcalde del Puerto de la Cruz y castellano real del castillo de San Felipe; y a mi bisabuelo Luis, alcalde portuense también, abogado de lo civil, y a una serie de parientes. Agradezco a Paco el libro, interesantísimo.

2.- Pero no es sólo ésta la coincidencia con García-Talavera, porque el otro día hablaba yo aquí de un western excepcional, "Fort Bravo", que conseguí gracias a mi buen amigo AlbertoSegura (me han dicho que lo volvieron loco después de haberlo contado en mi artículo del lunes; se ve que este periódico lo lee todo el mundo). Pues a Paco también, de niño, le impresionaron las imágenes de la lluvia de flechas que los mescaleros, después de haber señalado con lanzas su posición, dirigen sobre los soldados del Norte y del Sur y la novia de uno de ellos, refugiados en una improvisada trinchera. La peli no tiene desperdicio, así que les invito a que la compren y la vean. Ya dije dónde en mi artículo del lunes. Debo pedir disculpas a los lectores porque apareció GuerradeSucesión, cuando debería haber dicho Secesión, pero el puto corrector automático me volvió a hacer una jugarreta. Y no me fijé cuando lo repasé.

3.- Don ManuelGoya, que me alertó de un robo de 8 carros de supermercado en La Victoria, ha vuelto a escribir para contarme que hizo un seguimiento a dichos carros en la romería de ese pueblo norteño y aparecieron todos ellos, convertidos en asadores. Los ha fotografiado y me ha enviado las gráficas que guardo para mi próximo libro sobre el mago. En el futuro, las romerías ya no serán un desfile de carretas sino de carros del supermercado engalanados. El mago es cada día más rebenque. Y muchas gracias, don Manuel, por las espléndidas fotografías. ¿Para reír? Para llorar. Es que cada cosa que se le ocurre al mago me parece demoledora. Y, además, se lleva los carros en la más absoluta impunidad. Como si tuviera derecho a la mamandurria.

achaves@radioranilla.com