No es una obsesión nuestra, sino un deseo del pueblo: a Paulino Rivero hay que echarlo a patadas de Canarias. Hay que erradicarlo, políticamente hablando, no solo de El Sauzal y de Tenerife, sino de todo el Archipiélago. Ni siquiera debería vivir en España mientras Canarias sea una infame colonia española. Paulino Rivero es un bicho político ruin que no ha podido perjudicar más a estas Islas desde que es presidente del Gobierno, en la anterior legislatura apoyado por el PP y en la actual por el PSOE (siempre apoyado en partidos estatistas españoles) porque no ha podido. El peor estropicio lo ha perpetrado en los meses que lleva con los socialistas, pues al igual que hizo Zapatero al frente del Gobierno de la metrópoli, Rivero, inútil político donde los haya, ha arrasado con el empleo, con los estudios, con la riqueza y con la salud de los canarios. Nunca estas Islas estuvieron tan mal ni con peores perspectivas, de forma especial Tenerife, que es la principal y la más bella -como decíamos en nuestro editorial de ayer- puesta hoy en manos de Las Palmas para que este déspota político pueda seguir gobernando pese a que perdió las elecciones. El mayor "logro" de este necio político, además de falso nacionalista, es haber asolado al pueblo canario con el hambre.

¿Cómo ha podido alguien causar tanto daño en tan poco tiempo?, nos preguntamos una y otra vez. ¿Quién se lo ha permitido en su propio partido? ¿Es que no hay patriotas en Coalición Canaria? ¿Cuánto más lo va a soportar el pueblo canario antes de echarse a la calle, posiblemente de forma violenta? Esto lo decimos como una advertencia y no como una incitación, pues repudiamos la violencia venga de donde venga, aunque tenga un fin justo y justificable, pues siempre hemos dicho que la independencia de esta tierra ha de llegar por vías pacíficas. ¿Cómo pueden algunos periódicos que todos conocemos alabar a este inepto político, por muy subvencionados que estén, a la vista de los crímenes políticos que está cometiendo?

La gestión política de Rivero se ha convertido en un crimen civil real. ¿Y este loco de la política aspira a estar tres años más como presidente del Gobierno de Canarias? Pretender tal disparate es de demente. Es decir, Paulino Rivero, además de ser, en su aspecto político -nunca en el personal- todo lo que hemos dicho que es -estúpido, necio, déspota, inútil, descarado, etcétera-, también es un loco político, porque solo un insensato puede pretender que los canarios lo sigamos aguantando, y no solo a él sino también a la caterva de ineptos que lo rodean, mientras entre todos siguen dejando el Archipiélago como un solar; como uno de los secarrales abundantes en la Isla que tanto le gusta visitar.

Lean nuestros lectores las noticias que publicábamos en nuestra primera página de ayer. "Crecen los robos en los centros comerciales en busca de comida", era el titular de una de esas informaciones, todas ellas deprimentes porque reflejan lo mal que están unas Islas antes -no nos cansamos de repetirlo- afortunadas. Los canarios deben robar para comer. Qué disparate, cuando en Canarias debería sobrar la comida si no la rapiñaran quienes nos colonizan con el beneplácito de Rivero y sus falsos nacionalistas. Por su culpa no hay comida ni para las ratas. Por su culpa, por la de su esposa y por la de sus secuaces políticos. Motivo suficiente para que todos sean juzgados de oficio y expulsados de esta tierra. Hay que apearlos de inmediato de sus cargos. Luego ya vendrán las explicaciones; lo primero es salvar al Archipiélago.

Esta salvación no puede venir de manos de los políticos, ya que todos juegan a lo mismo sea cual sea el partido en el que militan, sino del pueblo. Es el pueblo quien debe echarse a la calle. También deben intervenir de oficio los jueces y fiscales. Y si todo esto no es suficiente, debería implantarse un nuevo mando económico, como ocurrió en los tiempos del general. No añoramos una dictadura que sufrimos como quien más, pero tampoco podemos seguir así porque la situación es gravísima; es una situación de emergencia. Tanto, que las familias tienen que rescatar a sus mayores de los centros donde están internados para poder vivir de su pensión. Hambre en los hogares y muerte en las listas de espera sanitarias. Esto es lo que tenemos gracias a Rivero, la goda política y sus compinches.