EL NOVENO mes del calendario va a ser especialmente duro este año. Empezando por los que menos tienen, los inmigrantes "sin papeles", que se quedan sin tarjeta sanitaria. El Gobierno ha retirado a casi un millón de personas el derecho de acceso a la sanidad pública.

Muchos, muchísimos de estos inmigrantes no son recién llegados en patera. Llevaban años trabajando y cotizando a la Seguridad Social. La crisis les ha echado al paro, y sin un puesto de trabajo no hay permiso de residencia ni tarjeta sanitaria. Los parias entre los parias.

No es descartable una inmigración interior hacia aquellas Comunidades Autónomas que, desoyendo la norma gubernamental, ya han anunciado que van a seguir atendiendo a los "sin papeles" enfermos.

Pero el mes de septiembre, hasta hace poco asociado al síndrome posvacacional, esa pseudodepresión que producía la vuelta al trabajo, va a ser muy duro para el común de las familias. Incluidas las privilegiadas que mantienen el empleo.

La subida del IVA va a repercutir en el coste del material escolar, el transporte, los libros, el cine...; en fin, en todo.

Las grandes superficies van a asumir, de entrada, parte del impacto de la subida, pero para el pequeño comercio puede ser una sentencia de muerte. Las salas de cine y los teatros se van a convertir en lujos al alcance de pocos bolsillos. Vamos a tener el triste honor de ser el país de la eurozona con el IVA más alto para la cultura.

Los dos países motores de la UE, Francia y Alemania, solo gravan sus eventos culturales con un 5,5, en el caso de los vecinos del norte, y un 7 por ciento en la patria de la señora Merkel.

Dentro de bastantes años, cuando se logre salir de la crisis económica, puede que el "banco malo", creado el viernes deprisa y corriendo por imperativo de Bruselas, haya conseguido colocar todos los solares, pisos e hipotecas impagadas, pero es más incierto que la industria cultural pueda remontar la ruina a la que se va a ver abocada con un IVA del 21 por ciento.

Tampoco el regreso de los niños a la escuela se presenta agradable. No, como venía siendo habitual, por el fin de las vacaciones y la vuelta a la rutina, sino por las condiciones en que se van a encontrar los propios centros. Los colegios públicos sin interinos, con las aulas masificadas y profesores de matemáticas impartiendo, además, lengua española, y los concertados con un retraso en los pagos de la administración que pone en riesgo hasta la calefacción.

Eso sí, es encomiable el "desvelo" del ministro Wert en cambiar la ley para seguir subvencionando los colegios más elitistas que practican la separación de sexos. ¡Como sobra el dinero!

Rajoy ha dicho que descarta una nueva subida de impuestos, lo que ha hecho cundir el pánico entre el personal, dado que cada vez que anuncian lo que no van a hacer lo transforman en realidad poco después, eso sí, lamentando verse obligados a hacerlo.