PASADO ya el corto veraneo, plagado de incendios en los bosques, España se enfrenta a la hora de la verdad: la de ser rescatada por sus socios de la UE para que esta no se rompa, se mantenga el euro, se detenga la recesión económica y se inicie una lenta recuperación. Pero las autoridades europeas ya han advertido que si no se cumplen las condiciones del rescate por Estado y autonomías, no habrá préstamos. Y, por lo tanto, no habrá rescate.

Recuperación que será imposible si algunas comunidades autónomas siguen desafiando al Estado, desobedeciendo las leyes y planteando chantajes secesionistas que socavan no solo el crédito de la nación en su conjunto, sino de todas las comunidades autónomas que se han salido ya de facto, como Cataluña y el País Vasco, en el incumplimiento de las leyes y en su inaplicación de sentencias firmes de los más altos tribunales.

Semejantes actitudes no solo no ayudan a recuperar la confianza de nuestros acreedores, de los que aún nos siguen prestando el dinero de sus accionistas o contribuyentes, sino que pueden hacer inviable la operación de salvamento de España, iniciada por el Gobierno nacional y las instituciones europeas.

Y si no hay confianza, especialmente en el cumplimiento de las condiciones del fondo de rescate que han de cumplir las autonomías, como lo tiene que hacer el Estado en su conjunto, respecto de sus socios europeos, no habrá créditos ni préstamos. Los órdagos políticos y sociales que plantean algunas autonomías deben ser cortados de raíz con firmeza, aplicando el artículo 155 de la Constitución. Si no se aplica ahora ante tales desafíos, el pacto constitucional de 1978 estará muerto. Y la salida de esa situación puede no ser pacífica.

¡Así que bienvenida sea la nueva actitud del Gobierno canario de ir a una aceptación del fondo de rescate de las autonomías sin plantear amenazas, como hizo nuestro "quemado" presidente autonómico, ni condiciones! Es obvio que los préstamos del Estado a cada autonomía han de tener condiciones rigurosas no solo impuestas por el Estado, sino derivadas de las condiciones que a su vez nos imponen los que nos prestan los créditos. No solo para seguir viviendo, sino para ir pagando los intereses de la deuda que algunos cifran en más de un billón de euros. Pero que desconocemos en su literalidad, porque el Gobierno nacional sigue sin precisar y sin dar una información clara del verdadero estado de las cuentas nacionales, porque cada día aparecen más agujeros.

Y sin esa información clara y comprensible por todos los ciudadanos, estos no asumirán la realidad de nuestra depauperada situación económica. Ni habrá la confianza y la autoridad necesarias para que el Gobierno haga frente con éxito a todos los desafíos que se le presentan ya mismo por el frente de los subsidiados. Los que quieren seguir viviendo de un presupuesto público que ya no puede esquilmar más a los contribuyentes. Es hora de terminar con las suegras prejubiladas con falsos ERE de caviar, con la Andalucía del PER, con los descamisados de mitin y con las mandingas interminables de "too pal pueblo" en esa Andalucía, una región con once millones de parados, con la segunda tasa de desempleo de España y, probablemente, de Europa, donde ahora se mofan, con una comisión -pantomima- de investigación, de los millones de andaluces que madrugan cada día para ganarse el pan legítima y honradamente.

Rajoy dice de nuevo que no habrá más recortes por ahora. Bueno, ya veremos lo que dicen los del Banco Central Europeo, que tienen que seguir comprando nuestra deuda. Es muy difícil ajustar y no recortar más el gasto en las más de cinco mil empresas públicas deficitarias y en los más de trescientos mil contratados a dedo. El ciudadano no se conforma con los simbólicos recortes aplicados a los políticos y banqueros. Es muy fácil decir que se va a seguir atendiendo sanitariamente a todo inmigrante sin papeles que circule por territorio nacional. Los médicos y las autonomías pueden, si quieren, marcarse ese farol, tan solidario por su parte, si antes bajan las listas de espera de los nativos y que digan con qué van a pagarlo e informen al ciudadano contribuyente de dónde van a ahorrar para hacer frente a esos gastos.

Y es que la asignatura pendiente en nuestro Estado es la transparencia, la información exacta y precisa por parte de todas las autoridades, porque conviene decir la verdad, porque la información fidedigna, Pepe Ignacio, es revolucionaria. Y la oligarquía de partidos e instituciones que dominan el "stablishment" nacido en 1978 no está dispuesta a renunciar al conjunto de sus privilegios y convertirse en servidores auténticos del ciudadano. La mayoría de ellos, sin la protección de los presupuestos públicos, se quedarían a la intemperie. Y en la calle hace mucho frío. Sobre todo en el duro y gélido invierno que se avecina, con amenaza de tormentas solares que nos van a cambiar hasta el planeta.

Así que, Pepe Ignacio, de "otoño caliente nada". Las hogueras que pretenden encender sindicatos, funcionarios de rebajados privilegios y autoridades autonómicas que se resisten a desmontar los chiringuitos en los que han vivido cómodamente instalados estos últimos años, o las apagan ellos mismos, que tienen las competencias para ello y no saben utilizarlas -como sucedió en La Gomera-, o se abrasarán en ellas. Y con todos ellos, el tinglado de derrotismos y entreguismos de la Constitución de 1978, más la que acaba de formalizarse, en nombre de los dos principales partidos, con los terroristas de ETA, que han derrotado al Estado sin pagar plenamente por las víctimas causadas y manteniendo todo su chantajista poder frente a la nación que les mantiene y a la que asesinan sin coste.