QUERIDOS chicharreros y chicharreras: Una vez más aquí ante ustedes para decirles que Tenerife empieza a moverse..., pero tarde, como tantas veces. Yo esas últimas siglas "# TFsemueve", más bien las traduciría por Tenerife fofo, Tenerife flojo, Tenerife flaco, Tenerife fláccido, Tenerife fanfarrón y, nunca mejor dicho, Tenerife fondeado.

De todas formas, mi moral y optimismo me llevan a ver el asunto de otra manera, de otra forma. Y es ahí en donde hay que insistir y presionar a nuestros gobernantes, porque la cosa no es meramente técnica, sino desgraciadamente política. A ver si me explico: si la Red Transeuropea de Transporte (RTT/E) empezara a funcionar dentro de un par de años, Tenerife se quedaría fuera sin lugar a dudas y por nuestra culpa, claro está. Pero tenemos que tener en cuenta una cosa muy importante: que la red internacional de la que hablamos consta de una primera fase, ¡para dentro de treinta años!, y una segunda, ¡hasta los cincuenta! Yo creo sinceramente que algo se puede arreglar todavía.

Hay quien dice que todo se concentró en el puerto de Las Palmas, mientras que al de Santa Cruz nos dedicamos a dividirlo entre Granadilla y Fonsalía. Y es ahí precisamente donde dentro de treinta años podríamos demostrar que las infraestructuras "aéreas y portuarias" de esta isla de Tenerife no están masificadas, apelmazadas y abigarradas, sino dispuestas estratégicamente de forma complementaria con aeropuertos, muelles y dársenas espaciadas, espaciosas y bien repartidas. Es otra forma de ver la diversificación con eficacia, funcionalidad y rentabilidad, creo yo.

Por otro lado, no me vengan ahora con el cuento de que el pleito insular (al que yo llamo regional) no existe, porque el pleito está desde hace siglos. No seamos hipócritas, porque la lucha entre una y otra isla está en todos los ámbitos. Está en los propios muelles con su comercialización, tráfico y gestión; en las dársenas comerciales, de pesca y de turismo; en la gestión de aeropuertos; en las promociones turísticas por ahí fuera a las que cada isla va con el nombre de su pueblo, municipio o cabildo por separadas; en las universidades ¿hermanas?, que se hacen la puñeta en todo lo que pueden, y, fíjense, hasta en los celestiales obispados, en discusión de cuál de las dos vírgenes es la auténtica patrona de estos terruños archipielágicos.

Pero, tras esta triste realidad, comprenderá el lector que este no es el caso. En este caso global, o vamos las dos capitales juntas (sin olvidarnos de las cinco islas restantes) o no hay nada que hacer. Porque esto no es un asunto canario, sino nacional y europeo. Si España y Europa no entienden a la región canaria como "un todo", alejada del continente y, precisamente por eso, como una importante avanzada de proyección tricontinental, es que no tienen ni pajolera idea de lo que es una de sus mejores regiones periféricas: las famosas RUP, tan cuidadas en otros países. Mal nos va a ir así a todos.

Así que poco me voy a mover yo, porque este servidor de ustedes no ha parado de decir desde siempre que, mientras allí en la "Redonda" todos están unidos -sean del partido que sean-, aquí, en la "Picuda", aparte de divididos, tenemos al enemigo dentro, de aquí y de allí. Y ustedes saben los nombres. Y ustedes debieran saber también que esto no es cuestión de un beneficio de 50 millones de euros para ellos y más carestía para Tenerife. No, esto es una apuesta de honor, orgullo y de prestigio internacional con todo lo que eso conlleva, porque eso influirá en algo más que en la cesta de la compra.

Los que sí estarán muy contentos son los falsos ecologistas, los del "no a todo", las plataformas, los talleres, las asambleas, políticos, profesores, catedráticos, intelectuales y demás naturalistas de esta cándida provincia occidental. Felices todos porque mientras a Gran Canaria le va a llegar el cemento, incómodas, amplias y largas autopistas, plataformas con petróleo y piche y un montón de infraestructuras de trenes, puentes y túneles antiestéticas, aquí en Tenerife seguiremos dormitando bajo una cálida palmera.

Eso sí, con las tortugas bobas, los caracoles intocables, los sebadales sumergidos y... con chochos y moscas.

¡Enhorabuena, Tenerife!