SI ALGÚN lector tiene interés en saber qué ha pasado realmente en La Gomera con el incendio de los bosques y sus consecuencias inmediatas en varios pueblos de la isla, en los que han ardido varias casas y ha habido que demoler algunas que quedaron inservibles, le remito a un artículo titulado "Preguntas y respuestas sobre el incendio de La Gomera", que publica este periódico en su número del miércoles pasado, 5 de septiembre, firmado por el experto don César Javier Palacios, que es geógrafo y miembro de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente.

Empieza diciendo el señor Palacios que el incendio forestal de este verano ha sido el más devastador que se recuerda en la isla. Se han calcinado más de cuatro mil hectáreas de terreno, que significa el once por ciento de la superficie de la isla, pero no ha habido que lamentar pérdidas humanas, aunque las materiales superan los setenta millones de euros y las ambientales son incalculables. Hay en lo que se ha publicado mentiras, medias verdades, errores de bulto, confusiones y malas interpretaciones, y habría que desvelar intervenciones políticas desacertadas, que influirán negativamente en la recuperación del monte. Señala el autor descuidos y falta de cuidados que afectan a la conservación del bosque y el gran valor de lo que representa la laurisilva, que es una especie natural escasa en el mundo entero. El naturalista da un repaso en lo que sostiene que fueron las consecuencias del siniestro y pone de relieve los cuidados que precisan esos bosques, que se han desatendido en esta ocasión y precisan una actualización inmediata si se quiere recuperar lo quemado y se trata de prevenir futuros descuidos. En resumen, lo que dice este geógrafo es que se hace necesario un borrón y cuenta nueva en la conservación y prevención de males en estos bosques únicos en el mundo, a la vez que su mensaje es una advertencia a las autoridades para que redoblen los cuidados en la conservación de este tesoro que la naturaleza ha dado a La Gomera.

El borrón y cuenta nueva implica la no intervención directa, como así ha sido, de una autoridad que ha demostrado no tener idea de lo que es un incendio forestal de estas características, o sea, realmente grave y de peores consecuencias como la quema de casas, corrales de ganado y salones que servían de depósitos en los que se guardaban productos de la cosecha y que también fueron arrasados por las llamas, como viviendas que fue necesario evacuar y luego hubo que demoler buena parte de las casas en Valle Gran Rey, porque era muy costoso y casi imposible la reparación. Como se informó, en esta localidad hubo que evacuar a las personas que ocupaban las viviendas y llevarlas por mar hasta la capital de la isla, San Sebastián de La Gomera, donde estuvieron hasta regresar a Valle Gran Rey cuando desapareció el peligro. La cosa fue bastante más grave de lo que se esperaba, porque los temporalmente desalojados tuvieron que esperar en casas de familiares o particulares hasta que pidieron regresar a sus viviendas los propietarios de las casas que se salvaron del desguace.