ES LO QUE HACE mi buen amigo Luis Guirado, desde que le conocí en los 50, y ambos estamos a menos de un lustro de llegar a los 80 años. Su empresa se dedica a la administración de fincas y propiedades, y aunque torea la crisis, consigue superar el bache mensual con una buena nómina sobre sus espaldas. Luis es un hombre serio, honesto, servicial, competente y valiente. Recientemente tuve que acudir a él por una gran mancha de humedad en el techo de la oficina, y al instante vinieron a resolver con eficacia y rapidez el problema. Por eso siempre tendrá trabajo, pues es esa virtud y no las majaderías lo que demandan los usuarios. Al pie del cañón, incansable, es un trabajador nato que no tiene intención de irse a casa, ama su profesión y estará trabajando hasta que Dios quiera.

En su centro de trabajo los empleados curran bastante. Para dirigirlos es imprescindible que el jefe sea el primero en cumplir, y Luis lo hace con creces. Está al día en leyes y todo lo que sale en boletines oficiales, y por ese motivo puede asesorar a cualquiera con garantía y solvencia, sin necesidad de publicidad o ayudas. Nadie le ha regalado nada; su capacidad y responsabilidad es producto del trabajo concienzudo y serio, un buen ejemplo en una época donde faltan hombres con personalidad.

Por su mesa pasa documentación e información que comparte por correo electrónico, y que muchas veces me sirve de idea para el artículo semanal. Algunos temas son auténticos bombazos, y muchos se refieren a la ineficacia de las leyes en nuestro país, que no se aplican porque nadie les hace el menor caso. Esta semana, sin acritud, voy a utilizar una de sus frases coletillas, "demócrata de toda la vida", expresión usada en tiempos pasados que no deseamos que vuelvan, pero pensamientos necesarios para que los políticos actuales se den cuenta de que los españoles no somos "bobos", que ellos están para mejorar el país, y que dejen de pronunciarse y abanderarse en ese cuento que llaman "Estado del bienestar", del que solo disfrutan ellos.

Entre las perlas que han aparecido esta semana en la bandeja de entrada de mi correo electrónico está una información con fechas exactas de la aprobación de leyes durante la dictadura, y casualmente siguen en vigor. Tras la finalización de la Guerra Civil española se aprobaron la Ley del Subsidio Familiar y la Ley del Subsidio de Vejez. Entre 1940 y 1942 llegaron la Ley de Descanso Dominical y Días Festivos, Ley de Patrimonios Familiares y Ley de Seguro Obligatorio de Enfermedad, que desembocó en la construcción de la red hospitalaria de la Seguridad Social, con 292 residencias de hospitalización, 500 ambulatorios, 425 consultorios y 96 residencias concertadas. En 1944 se estableció el contrato de trabajo, las vacaciones retribuidas, la maternidad para las mujeres trabajadoras y garantías sindicales y la paga extraordinaria de Navidad (la de julio fue certificada en 1947). En los años 50 se crearon las reformas para una mejor cobertura en la acción protectora, la protección de accidentes de trabajo, los convenios colectivos y la mutualidad agraria, en la que se encuadran 2.300.000 trabajadores del campo, por cuenta ajena y propia. En la década de los 60 se estableció el seguro de desempleo, la ayuda a los ancianos, las bases de la Seguridad Social, el régimen especial agrario y la ordenanza general del campo, donde se establece la jornada laboral de ocho horas. En 1970 llegaron la mutualidad de autónomos agrícolas y la Ley de Empleo Comunitario. Total, que básicamente tenemos lo mismo que hace casi cuarenta años, por lo que se demuestra la falsa democracia en la que vivimos, los errores, falta de voluntad y desacierto de la clase política actual, que no es más que un pleno de incapacitados, aprovechados y mal avenidos, que son unos discutidores de patio de colegio, que hacen las cosas con mala fe y que solo se preocupan de su ego. Al resto del país que nos den.

Sigue aportándome ideas, querido Luis, aquí estoy para arrear.

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