TENEMOS la suerte de contar en las Islas con muy buenos científicos, profesionales, equipos de vulcanólogos y medios tecnológicos capaces de detectar cualquier variación, por pequeña que sea, en la mayoría de factores medibles en una hipotética erupción volcánica. Nunca habíamos contado con tantos elementos para la medición o estudio, y en casi ninguna otra parte del mundo se puede hurgar virtualmente con semejante precisión en las entrañas de la corteza terrestre para anticipar lo mejor posible las consecuencias que se pudieran derivar.

Por lo tanto, la naturalidad es la lección que nos vuelven a transmitir los habitantes de El Hierro. La nueva fase puede durar decenas o centenares de años y quizás, con la vista puesta en su economía, no sería bueno estar cogiendo nervios a cada momento. A pesar de que la deformación es significativa, confiemos en los expertos y en los siglos que llevamos aquí encima. Decir que El Hierro está abombado, inflado, hinchado, protuberante, turgente, curvado, redondo, carnoso, abollado, combado, cóncavo, abullonado, pandeado, alabeado, resaltado, giboso, petudo, jorobado, ensanchado, gordo, prominente, saltón, realzado, elevado, alto, ancho, amplio, grande, crecido, pesado, voluminoso, ingente, corpulento... puede que sea verdad e importante para mantener la correcta vigilancia, pero partiendo siempre de la base de que el fenómeno de abombarse y desabombarse es común en el planeta entero. La tierra y el mar se abomban todos los días con el efecto tirón de nuestro satélite, la Luna. Las mareas son la consecuencia visible y diaria. Y hay muchos otros inflamientos: tenemos el conocido por "giro de Beaufort", que es una gran circulación del océano en sentido horario, en el oeste del Ártico. Acelerada por los fuertes vientos, la superficie del océano sobresale hacia arriba. Las mediciones de la ERS, de la ESA y las misiones de Envisat muestran que, desde el año 2002, la superficie ha aumentado aproximadamente 15 cm y el volumen de agua ha crecido en 8.000 kilómetros cúbicos. Eso sí es un hinchamiento. Respecto a los 15 cm en la Isla del Meridiano, poniendo mucho, estaríamos hablando ahora de 3 cm de alto y 1,30 de ancho, con lo que, sumándole el dato de la profundidad en la que de momento se sitúan los epicentros sísmicos, nos aconsejan el sosiego antes aludido.

El universo, desde que se produjo el Big Bang, se extiende como la goma de una pelota de playa cuando se infla, la tierra en concreto se abomba por la zona ecuatorial y nosotros nos abombamos para más detalles por la zona genital por el efecto de la crisis económica.

Aunque el ministro de Asuntos Exteriores alemán, Guido Westerwelle, asegure que se "ve la luz al final del túnel", casi todos nos alteramos, por ejemplo, con el precio de la gasolina para el coche. Vengo llegando ahora de un surtidor. Una clavada, y eso que es una de las de mejor precio y que estamos en Canarias, que cobra escasos impuestos.

España es, después de Dinamarca, el país de la Unión Europea donde el precio de la gasolina 95, "antes de impuestos", alcanza niveles mayores, mientras que el gasóleo antes de impuestos es el quinto más caro, por detrás de Grecia, Suecia, Chipre y Portugal, según el informe mensual de supervisión de estaciones de servicio elaborado por la Comisión Nacional de la Energía (CNE). La CNE, que realiza sus cálculos a partir de datos propios y del Boletín Petrolero de la UE, indica que el litro de gasolina antes de impuestos alcanzaba en agosto los 0,799 euros, por debajo de los 0,819 euros de Dinamarca, pero cinco céntimos por encima de la media de la UE de 27, de 0,749 euros. En cuanto al gasóleo, el litro antes de impuestos cuesta 0,825 euros, frente a la media de 0,789 euros en la UE de 27. Reino Unido, con 0,745 euros, es el país donde este combustible antes de impuestos es más barato, mientras que Grecia, con 0,847 euros, registra el mayor precio. El análisis de la CNE ratifica la idea de que en España los impuestos son inferiores a la media de la UE, y de que, una vez incorporada la carga fiscal, los precios de venta al público que asumen los automovilistas se sitúa por debajo de la media comunitaria.

Es decir, que alguien abomba probablemente por ineficiencia el costo del líquido con el que abastecemos los tanques, y no es la gasolinera ni los impuestos aplicados, viene de más atrás.

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