EL SECTOR de la construcción ocupa un lugar importante no solo en la economía canaria, sino también en el conjunto de la Unión Europea, generando cerca del 10% del PIB y proporcionando miles de empleos, sobre todo en pequeñas y medianas empresas, en autónomos y en microempresas. Es la locomotora de toda la actividad económica y a los hechos nos remitimos: desde que en 2007 empezó la paralización de la actividad constructiva, paulatinamente se ha ido deteniendo y desacelerándose cualquier actividad económica en Canarias. Además, la repercusión sobre el empleo ha sido catastrófica y, si no, que se lo pregunten a los miles de trabajadores y profesionales que hoy están en el paro y no tienen ninguna perspectiva de futuro y que antes gozaban de un aceptable bienestar personal y social gracias al trabajo generado por el sector de la construcción. Ni los ecologistas de cuello blanco y de despacho, incluidos los talibanes medioambientalistas, se atreven hoy, debido a la difícil situación por la que atraviesan miles de conciudadanos, a criticar a la construcción, porque, sencillamente, "sin construcción no hay vida".

La paralización de la que estamos hablando se refleja de manera significativa en la isla de Tenerife, que lleva muchos años recibiendo continuos ataques a su desarrollo desde distintos ámbitos, pero todos con un eje común, que es no dejar que la isla progrese desde las constantes campañas en contra de cualquier infraestructura que se ha querido ejecutar: puerto de Granadilla, segunda pista del aeropuerto del Sur, ampliación del aeropuerto de Los Rodeos, convenio de carreteras o cierre del anillo insular. En cambio, las obras se han ejecutado con una celeridad asombrosa en otras islas, donde no hay manifestaciones en contra de nada. Parece que los del "no a todo" solo nacen, viven y se reproducen en Tenerife.

Estamos de acuerdo con las declaraciones realizadas por el consejero insular de Carreteras, D. José Luis Delgado, al periódico EL DIA el pasado lunes 17 de septiembre, en relación a la obra del anillo insular. Ha dado en la llaga y pone a la luz las peripecias que hay que hacer en Tenerife para lograr que una obra pública concluya en tiempo y forma. La obra mencionada está paralizada en la práctica y es el Gobierno canario quien tiene que tomar la iniciativa para la modificación del proyecto y que se pueda continuar. Ahora resulta que uno de los problemas es que hay que hacer un estudio de impacto medioambiental al afectar a una población de perenquenes que se encuentra en el entorno. A este paso, los chicharreros vamos a tener que solicitar el correspondiente estudio de impacto medioambiental para acostarnos por la noche en nuestras casas, ya que la presencia de perenquenes puede ser afectada. También debería solicitarse un estudio sobre la cantidad no de perenquenes, sino de "lagartos" que pululan en nuestra Isla y en Canarias cobrando sueldos públicos sin aportar nada a nuestra sociedad, necesitada de eficiencia en la gestión, sosiego y bienestar social. Todo un canto al disparate, pero mientras nosotros debatimos la supervivencia de los perenquenes o de los escarabajos, la Variante de Silva, en Las Palmas, que comenzó al mismo tiempo que el anillo insular, ya está funcionando.

Si el Ejecutivo autonómico es incapaz de remover los obstáculos que paralizan el anillo insular de carreteras y, además, no hay obra pública, el convenio de carreteras no funciona y tampoco el Gobierno de Canarias tiene previsto licitar en los próximos meses o años, entonces lo más recomendable, para una mayor y mejor eficiencia y, sobre todo, ahorro presupuestario, es la supresión de la Consejería de Obras Públicas. ¿Para qué estamos pagando a un consejero, viceconsejeros, directores generales, personal de confianza y técnicos si no tienen nada que hacer?

En relación a la variante de Los Rodeos, habíamos propuesto hace ya quince años que lo que había que hacer era la construcción de un túnel que atravesara la pista de aterrizaje, y así se resolvería la conexión y a su vez no afectaría al suelo rústico y agrícola de la zona. Pero nuestro gozo en un pozo. Parece que en nuestra isla nadie piensa, o a lo mejor no interesa que nadie piense.

Otro ejemplo significativo de la dejadez hacia nuestra isla es el mantenimiento de los jardines de nuestras autovías. Su plantación ha tenido un coste presupuestario importante, pero se olvidaron del mantenimiento y ahora, sobre todo en las autopistas del sur y norte, da vergüenza cómo están: secos, abandonados y dando una imagen nefasta a los miles de turistas que circulan por dichas vías. Hacer las cosas tan mal no se hacen ni adrede.

Desde Fepeco llevamos años reclamando un plan de inversiones local en equipamiento comunitario; hay que mantener, reformar y rehabilitar nuestros pueblos, sus calles, plazas, centros culturales, deportivos, de la tercera edad, educativos, asistenciales, sociales, etc. Esto conllevaría miles de puestos de trabajo y, principalmente, de creación de empleo para trabajadores de cada municipio. El Gobierno, el Cabildo y los ayuntamientos tienen que dejar de marear la perdiz y, dentro de su irresponsable endeudamiento, buscar fondos en aquellos gastos improductivos que hay en los presupuestos y que solo sirven para la comodidad y la mayor gloria del político de turno y dedicarlos a ese plan de inversiones local, con el objetivo prioritario de crear actividad económica y empleo, que es lo que quieren y necesitan nuestra gente y nuestra tierra.

En estos momentos estamos asistiendo a la preocupante desaparición del tejido empresarial local, en general, y de la construcción, en particular: son las pequeñas y medianas empresas, que han creado y mantenido durante muchos años miles de puestos de trabajo, y que por falta de actividad, ausencia de crédito y deudas de las administraciones públicas no pueden subsistir. Si nos quedamos sin empresas, ¿dónde buscaremos trabajo? La clase media está asfixiada, no puede vivir, no tiene trabajo, no tiene futuro, no puede consumir. En Canarias tenemos la generación más formada, sobre todo universitaria, pero a la vez la que menos posibilidades de encontrar empleo tiene. El único futuro para nuestros hijos y nietos es que se vayan, que emigren. Pues no. Los que en su día tuvimos que salir y emigrar y sabemos lo que es estar lejos de nuestra tierra les decimos a nuestros políticos que queremos quedarnos y trabajar aquí y que nuestra tierra tiene muchas potencialidades.

Hay que reactivar el sector de la construcción en beneficio de todos, y en respuesta a esta crisis hay que articular medidas concretas de estímulo empresarial, como inversiones en proyectos de infraestructuras comunitarias, reducción del tipo impositivo en las nuevas construcciones y la renovación, reforma y rehabilitación de edificios, así como tipos de interés preferenciales para las hipotecas. Los empresarios canarios sabemos sobreponernos a las dificultades; lo único que necesitamos es que nos dejen trabajar.