Solo un pájaro tatarita como el conocido individuo de Las Palmas al que nos hemos referido en numerosas ocasiones podía tener la reacción feminoide que ha tenido ese fulano de mala catadura ante unas ideas, por lo demás legítimas, que hemos recogido en nuestros últimos comentarios y editoriales. Un feminoide y un mariquita al que no le gusta el Ejército, ni le gusta la libertad de los canarios -seguramente quiere que sigamos viviendo bajo el yugo de los españoles por lo menos otros seis siglos-, ni quiere que los sufridos habitantes de estas Islas nos veamos libres de un necio político, ni que la Justicia -en la que siempre hemos creído- funcione como es debido ni, en definitiva, que este Archipiélago vuelva a ser un lugar afortunado donde la gente pueda vivir en paz.

Nos preguntamos si a este feminoide de Las Palmas lo siguen protegiendo judicialmente desde su propia casa. De otra forma no entendemos cómo es posible que se pase las sentencias judiciales por retambufa. Les hace caso omiso a todas, incluso a las de un juez versador que le prohíbe explícitamente utilizar cierto diminutivo familiar. Es decir, este mariquita ruin se está riendo de un magistrado y de sus sentencias sin que le ocurra nada. También se ríe del Ejército, como decimos. ¿Por qué lo hace?, nos preguntamos. ¿Por qué se atreve a hacerlo? Pues, porque igualmente se siente protegido por un presidente políticamente despótico que le regaló una emisora de radio para que dejara de criticarlo. Un presidente que cuenta a su favor con una Televisión y una Radio pagadas por todos los canarios para que se ocupen de su promoción personal y la de su señora esposa, la goda política Ángela Mena; la concejala santacrucera denunciada por prevaricación y a la que nadie quiere de vecina en El Sauzal que, encima, presume de manejar los hilos de la política regional.

Por criticar lo políticamente criticable, por decir verdades como puños, nos acusa el tatarita feminoide de perseguir a Rivero con una campaña de difamaciones. Esta claro, como acabamos de afirmar, que se siente protegido por este inepto político que preside el Gobierno regional. ¿Es que hay afinidad de ondas hertzianas entre ellos? Porque, como hemos manifestado en repetidas ocasiones, no se contenta Rivero con la Televisión y la Radio autonómica. También ha puesto a su servicio a dos periódicos a los que de igual forma subvenciona con dinero de todos los canarios. Más aún, también se ha mercado los favores de un digital pestilente en el cual el pájaro tatarita arremete contra las personas honestas saltándose, si es preciso y como asimismo hemos señalado, hasta las sentencias judiciales. Este es el bienestar para los canarios que quiere Paulino Rivero y estos son los secuaces que lo ayudan a conseguirlo.

Sepa este feminoide, expulsado en su día de una institución religiosa debido a su deplorable conducta, que defendemos al Ejército español porque siempre lo hemos hecho. Hemos defendido la abnegación, el valor y la capacidad de sacrificio de unos hombres y mujeres que fueron vejados por el anterior Gobierno; es decir, por los socialistas de Zapatero. Ese respeto que le profesamos a las Fuerzas Armadas españolas no nos impide decir que su presencia en Canarias no tiene razón de ser. No la tiene ni como Ejército represor de las ansias independentistas de los canarios, porque sabemos que llegado el momento no disparará contra el pueblo, no como fuerzas defensivas del territorio, ya que este Archipiélago no es de los españoles, sino de los canarios. Y la única defensa posible que tenemos los canarios es salir a la calle para pedir nuestra libertad.

No existe ninguna contradicción entre admirar al Ejército español y defender nuestra soberanía nacional. Esto lo puede entender cualquiera salvo el tatarita capicúa y el necio político que le subvenciona su pasquín con dinero público. Pronto habrá cambios importantes en estas Islas porque está al caer el día en el que los manifestantes no saldrán a la calle con reivindicaciones laborales y sociales, sino a pedir la independencia. Habrá llegado el momento de una Canarias soberana en la que no tendrán cabida los traidores políticos como Paulino Rivero ni tampoco quienes lo defienden a cambio de un plato de lentejas.