Seguimos sin creernos esa estúpida "boutade" del Gobierno de Canarias al escenificar un pulso con el Estado a cuenta de posponer la aprobación de los presupuestos canarios hasta que no se voten en el Congreso de los Diputados las enmiendas a los Presupuestos Generales del Estado, en sesiones previstas para los días 8 y 9 de noviembre. Con ello, y así lo explicábamos en nuestra edición de ayer, el presidente del Gobierno regional incumple la ley, pues está obligado a remitir al Parlamento de Canarias los presupuestos autonómicos antes del 31 de octubre.

No nos extraña que Rivero incumpla la ley cada vez que le place hacerlo. Rivero, en el colmo de su necedad política, piensa que Canarias es una finca de su propiedad. Cree que es dueño de vidas y haciendas, cuando en realidad no pasa de la categoría de gañán político. No es sino un mago de El Sauzal, y no lo decimos peyorativamente para este bonito y acogedor pueblo del Norte de Tenerife. El Sauzal -localidad donde no quieren, y hasta nos atrevemos a decir que desprecian, a Rivero y a la goda política de su esposa- no se merece tener entre sus vecinos a alguien que ha arruinado a toda una región. Rivero es un político maldito que no merece residir en su pueblo ni en ningún otro de Canarias. Si tuviese un poco de sentido común, si tuviera algo dentro de la cabeza que no fuese pura manteca hace tiempo que habría dimitido de su cargo y se habría exiliado donde ningún isleño pudiese encontrarlo jamás. Con él también debería abandonar estas Islas el ave exótica con la que forma un matrimonio al estilo rumano; es decir, una pareja de dictadores políticos, de auténticos tiranos que no ven las necesidades del pueblo canario de tan pendientes que están para que no les falte nada a sus allegados y amigos.

Ayer mismo recogía un periódico canario lo dicho por un representante sindical relacionado con el sector sanitario: hay personas en las listas de espera para recibir atención hospitalaria que se mueren antes de ser atendidas. ¿Cuánto tiempo lleva EL DÍA denunciando lo mismo en sus editoriales y comentarios? ¿Mentimos cuando informamos de esto, como dice un pájaro tatarita de Las Palmas, o simplemente radiografiamos la trágica situación en la que han acabado unas Islas que antes eran afortunadas?

En la empresa pública Viviendas de Santa Cruz tenemos otro caso de despotismo político: despidieron a nueve trabajadores a pesar de que tenían tres millones y medio de euros en el banco. ¿Para qué quería Ángela Mena ese dinero? ¿Para comprarse otra mantilla y otra peineta con la que acudir vestida de española a un acto público? Para cualquier cosa porque a Mena no le importa que los santacruceros, los tinerfeños y los canarios en general se hacinen en viviendas que muchas veces adolecen de unas mínimas condiciones de habitabilidad. No le importa a ella ni le incumbe a ninguno de los secuaces políticos que, junto a ella, arropan como una guardia pretoriana al necio político que nos gobierna.

Mientras tanto, aumenta el paro y cunde la miseria. Ya son 378.200 los canarios en edad de trabajar que carecen de empleo. ¿A qué espera Paulino Rivero para dimitir? ¿Por qué culpa al Gobierno de Mariano Rajoy de lo que está sucediendo en este Archipiélago, cuando él es el único culpable? Rajoy lleva menos de un año al frente del Ejecutivo español. Paulino Rivero, sin embargo, ya fue presidente durante la pasada legislatura. Un mal presidente que, pese a que perdió las elecciones por sus torpezas políticas, sigue gobernando mediante un pacto con los socialistas que es todo un fraude de ley.

¿Por qué no se marcha Rivero de una vez? Lo repetimos: ni él, ni su esposa, ni los acólitos que le chupan la sangre a los canarios son dignos de ocupar sus cargos. No son dignos ni de salir a la calle y es una temeridad por parte de todos ellos dejarse ver en público, considerando que de un momento a otro puede producirse un levantamiento popular de imprevisibles consecuencias.

La solución de Canarias es la independencia y la desaparición pública de Paulino Rivero. Esclavizados por los españoles y gobernados por un necio político solo tenemos por delante el hambre, la miseria, la emigración y la muerte.