GUILLERMO fue una persona que podría haber cambiado Canarias si lo hubieran dejado. Sus ideas y sus proyectos eran ambiciosos, geniales, innovadores, brillantes. Valorado fuera de nuestras fronteras como una de las figuras más relevantes en el campo de microalgas y cianobacterias, peleó por convertir a Canarias en un centro de innovación e investigación puntero en el mundo.

Lo hubiera conseguido si no hubiese contado con la oposición de una clase política canaria que, de cara al público, se llena la boca hablando de innovación pero que, en realidad, trata de frenar y boicotear cualquier intento real de innovación que le mueva lo más mínimo la silla a la élite empresarial y política, o que toque lo más mínimo los intereses económicos y geoestratégicos de sus amos en Madrid.

Los que conocemos su visión -que con tanta pasión te explicaba haciendo que una cianobacteria te pareciese la cosa más maravillosa del mundo- y sus proyectos para el desarrollo de una nueva agronomía y un nuevo ecosistema bioindustrial, basado en el cultivo de microalgas, sabemos de su potencial y sabemos que fue pionero a nivel mundial. Algunos de sus ideas y proyectos fueron presentados ante la ONU y estaban avalados por organismos internacionales como la FAO.

Pero en Canarias se encontró con una Universidad corrupta, a la que denunció repetidamente en su blog Bioironía, y a unos cabildos que le hicieron perder el tiempo en sus últimos años de vida mientras otros copiaban sus ideas y las implementaban en otras partes del mundo. Finalmente entendió que la clase política canaria concibe la innovación como un pesebre extractivo o, como máximo, como autoempleo precario que permita sacar a algunos individuos subvencionados de las listas del paro, pero nunca como algo que pueda alterar los equilibrios de poder dinamizando la economía y generando crecimiento y empleo.

Finalmente entendió que ni España ni sus testaferros, mamporreros e intermediarios en la colonia, van a permitir jamás un desarrollo que no controlen ellos o que pueda suponer un empoderamiento de la sociedad canaria. En términos de Acemoglu y Robinson, solo permitirán un crecimiento extractivo, que controlen ellos, para seguir y aumentar su extracción de rentas, pero nunca un crecimiento inclusivo que permita a amplias capas de la sociedad participar de las oportunidades, generando movilidad social.

Guillermo García Reina es un ejemplo de talento desaprovechado y del altísimo coste, en términos de crecimiento, riqueza y empleo que supone para el resto de la sociedad el mantenimiento de élites extractivas que frenan la innovación y bloquean el desarrollo para proteger una extracción de rentas que depende para su supervivencia del intervencionismo económico a través control del poder político.

Las instituciones económicas extractivas no pueden existir en el vacío, necesitan de instituciones políticas que las soporten y mantengan. Como el poder político depende de la distribución de recursos de la sociedad, cualquiera con ideas innovadoras lo suficientemente potentes como para alterar la distribución de recursos económicos va a ser bloqueado porque paralelamente a ello va a alterar la distribución del poder político del que depende la supervivencia de las instituciones económicas de extracción de rentas.

Para entenderlo piensa en una isla cuya economía se base en la caña de azúcar con mano de obra esclava. Si le dieses derechos políticos a los esclavos el sistema no se podría mantener. Sin el control de los tribunales y el ejército, el sistema no se podría mantener. Por tanto cualquier innovación que altere la distribución del poder económico va a alterar la distribución del poder político y por tanto será una amenaza para la supervivencia del sistema y las élites.

Guillermo fue un travieso, un espíritu libre, un innovador. Se atrevió a publicar indicadores de productividad para los centros y unidades de investigación que dirigía, acabando con la falta de transparencia en la gestión tradicional del chiringuito universitario en Canarias. Esto le valió toda clase de amenazas.

También fundó el Banco Español de Algas, uno de los cuatro bancos de algas a nivel mundial reconocidos internacionalmente para el registro de la propiedad intelectual proveniente e la biodiversidad. Pero no lo hizo gracias a los políticos canarios, sino a pesar de los políticos canarios. Lo hizo gracias a su esfuerzo personal y financiándolo gracias a patentes de biorreactores que desarrolló para Repsol.

La supervivencia del banco está amenazada por falta de financiación, ya que aquellos que se llenan la boca con la palabra innovación y que dirigen los corruptos chiringuitos extractivos del I+D en Canarias prefieren meter 50 millones de euros en la estafa social de la PLOCAN para llenar los bolsillos de un constructor, en lugar de meter una centésima parte de esa cantidad para asegurar la continuidad de un banco de algas que en gran parte se autofinancia.

Además de director del Banco Español de Algas y de catedrático de Biología de la ULPGC, Guillermo era director del Centro de Biotecnología Marina de Taliarte y había creado la fundación Bioagramar para impulsar diferentes proyectos.

Estudió Ciencias Biológicas en Madrid y Barcelona, con una beca de la Federación Española de Natación, y obtuvo los títulos de master en Agricultura Biológica y de doctor en Biología por la Universidad de Barcelona.

Su especialización científica la realizó en biotecnología de algas y agronomía marina en la Universidad Ben-Gurion (Negev, Israel), la Universidad de Uppsala (Suecia), el Instituto de Oceanología de la Academia de Ciencias (Quingdao, R.P. China) y la Universidad de Nueva York (Stony Brook, USA), principalmente.

Guillermo no solo fue uno de los grandes científicos de nuestra tierra, fue también uno de los grandes visionarios que ha tenido Canarias, pero cuyo legado ha sido castrado por un entorno político corrupto y contraproducente. Una de esas personas que dejan huella, a la que tuvimos la suerte de conocer y colaborar con él. Su blog Bioironía muestra su compromiso, no solo con la comunidad científica, sino también con esta sociedad canaria.

Los componentes químicos de su cuerpo descansarán en el mar para terminar formando parte de las cadenas tróficas marinas que alimentan este planeta, pero su espíritu estará siempre presente. Su ironía, su humor, su coraje, su amor por la vida, sus proyectos, su ilusión, sus ideas. Le echaré de menos.

jorge.dorta@mencey.ch