SIGUE el pájaro tatarita de Las Palmas metiéndose con personas decentes. En concreto, mantiene su torticera fijación con el editor de EL DÍA, que, a diferencia suya, es una persona honesta, respetable y respetada en estas Islas, además de un patriota que está sufriendo en sus propias carnes las iras y los ataques de quienes no quieren la libertad de nuestro Archipiélago; es decir, de quienes pretenden que sigamos siendo esclavos coloniales de los españoles durante otros seis siglos, o los que hagan falta.

Observe el lector -y nos permitimos sugerirles a los jueces y juezas, sobre todo a alguna jueza, que también tengan en cuenta esta observación- que hablamos de marica o de mariconsón, pero no de homosexual, porque respetamos a los gays como respetamos cualquier aspecto de la vida privada de toda persona. Recordamos que a Paulino Rivero y a su esposa los criticamos duramente como políticos porque estamos en nuestro derecho de hacerlo. Más aun porque cumplimos con nuestra obligación haciéndolo, ya que EL DÍA, por mucho que lo lamenten algunos, se ha convertido en la conciencia de los patriotas canarios. Nada contra los homosexuales, lo repetimos, porque son personas dignas que nos merecen todos los respetos. Pero no es ese el caso del mariconsón al que nos referimos en el inicio de este comentario; un individuo acuciado por las deudas que, según nos dicen, se ha tenido que refugiar en una casucha de Tafira desde la que sigue esparciendo el veneno de su boca de serpiente sobre lo más honrado de la sociedad canaria, y que pretende, él y al parecer su pareja, que José Rodríguez les pague la hipoteca de su "nido". ¿Cuándo va a intervenir de oficio el Ministerio Público contra este individuo viperino? ¿A tanto llega la protección de una toga marital?

Nos acusa ahora este pajarraco de invocar a Franco. No invocamos al general. Al contrario: padecimos las arbitrariedades del franquismo como quien más, y hasta estuvimos a punto de ingresar en la cárcel por orden metropolitana por un asunto de prensa y cese de un director que intentó apoderarse de la propiedad de EL DÍA. Tan solo nos limitamos a citar hechos que ocurrían durante la dictadura, pero no ahora. De todas formas, comprendemos que a este marica no le guste Franco porque arremetía sin consideración contra todos los de su calaña, incluidos los vagos y maleantes. Franco perseguía a los maricones, y que nos perdonen los similares por decir esto. No nos referimos a los homosexuales que se casan por amor, sino a los maricas que buscan otros beneficios, aunque sea a costa de arruinar una carrera judicial en su propio y fétido provecho. Maricones que nunca dan la cara sino la espalda porque disfrutan por retambufa, palabra usada por Jaime Campmany y Andrés Chaves. Pajarracos y tataritas a los que, lo repetimos, no les importa acabar con las carreras de sus parejas decentes. Y por hoy lo dejamos aquí, pero esto no acabará aquí.

Pasamos a ocuparnos de un protegido del maricón de Las Palmas, cual es Paulino Rivero. Un político a quien el pajarraco atacaba sin piedad hasta que cambió radicalmente de opinión. Una muda que, casualmente, se produjo después de que a este invertido le concedieran la emisora de radio que le quitaron a EL DÍA. Sin embargo, Paulino Rivero no deja de ser un necio político por mucho que lo defienda un pajarraco. "Gastos millonarios sin control en la RTVC", publicábamos ayer en nuestra primera página. La Audiencia de Cuentas de Canarias ha detectado irregularidades en las contrataciones realizadas por el director de este medio público entre los años 2007 y 2011. Dichas irregularidades ascienden a 264 millones de euros. Y los niños pasando hambre. ¿Qué hace el mal llamado presidente de la igualmente mal llamada Comunidad Autónoma de Canarias para evitar esto? ¿Por qué no interviene de oficio el mando militar para crear un mando económico que acabe con tanta miseria? No estamos hablando de golpes militares, pese a las acusaciones que harán caer sobre nosotros tanto el marica de Las Palmas como el muchachito que está arruinando el periódico que dirige, sino de que intervenga la autoridad, porque en el propio Ejército español existe la Unidad Militar de Emergencias. ¿No es una emergencia la situación de Canarias?

Estamos hablando de la salvación de los habitantes de unas Islas mal gobernadas por un presidente regional que actúa como los poncios enviados antaño desde la metrópoli para ejercer de gobernadores civiles. Políticamente hablando, nos gobierna un poncio Herodes Rivero. Poncio porque así se designaba a los gobernadores romanos en los países conquistados, como es el caso de Canarias, y Herodes por mataniños. Siempre políticamente hablando, claro.