En la madrugada del domingo me senté en el despacho a escribir este artículo, cuando comprobé con pavor que estaba seco. Había leído todos los periódicos y los confidenciales, menos uno, y concluí que todos decían lo mismo. Con distintas palabras, pero lo mismo. Asimismo comprobé, como en cada madrugada, que las televisiones no estaban emitiendo sino tarots, casinos y esas estupideces que deberían estar prohibidas por ley para proteger la salud mental de los ciudadanos. Sintonicé Gol y el Plus y todo era fútbol extranjero y películas malas, entre ellas "El bueno, el feo y el malo", que he visto tropecientas veces, y "Dodge, ciudad sin ley", un bodrio de los cincuenta o por ahí. Tampoco quiero hablar del comité local de CC en Santa Cruz porque prometí no hacerlo hasta el miércoles, así que el miércoles diré todo lo que sé, que es mucho, y comunicaré el nombre del perdedor y también el de la futura candidata a la Alcaldía de Santa Cruz. No me pidan que adelante todo lo que sé, porque cuando yo prometo una cosa, la cumplo, aunque sea a costa de traicionar a mis lectores en lo de la obligación de ofrecerles una información pronta. Lo siento.

El domingo por la mañana, o sea, dentro de unas horas desde que escribo, tengo la intención de ir al rastro de Santa Cruz porque me dicen que hay allí unos negros que venden unas imitaciones perfectas. Desde que soy pobre sólo compro imitaciones. Las mejores las fabrican en Estambul. No se pueden comparar a las marroquíes o a las chinas. Las turcas son tan reales que los productos parecen de verdad. Una amiga me trajo de regalo un maletín "Hermés", fabricado en Turquía, que es la envidia de todos los que lo ven. Y es falso. Y otra amiga me enseñó un reloj "Hublot", imitación del cebolla de oro auténtico de la marca, éste de mi amiga falso de toda falsedad, que era igual al bueno. Me hizo dudar hasta a mí, que presumo de ser un experto.

La madrugada transcurría sin pena ni gloria, entre visitas a las últimas ediciones de los periódicos y zapineo en la televisión. Más de 300 canales, o así, y nada de nada. Seguía estando completamente seco. Y eso que me había estado leyendo, por la tarde, unos cuantos cuentos de , de los contenidos en la última recopilación que he comprado. Y esto inspira mucho, pero confieso que tampoco lo conseguí. Fíjense que ni siquiera los cinco goles del Madrid al Mallorca me motivaron demasiado. En fin, que esta es una de esas madrugadas en las que no se te ocurre nada; o a lo mejor es que estoy harto de los tertulianos de la televisión. Han incorporado a Sardá; nunca segundas partes fueron buenas.

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