Ya pasó la Semana Santa. Días y días esperando la llegada de este período de descanso que nos permite desconectar de los problemas que la crisis que "morimos" nos ha traído. Sea disfrutando de los actos religiosos de Santa Cruz, La Laguna, Garachico, Los Silos, etc., o bien tomando el sol y bañándonos en las playas y piscinas, la gente que no tiene alojamiento propio fuera de las ciudades ha podido ahorrar lo suficiente y puede permitirse el lujo de pasar unos días "al pairo". Se pretende, como antes dije, desconectar, alejarse de las vicisitudes diarias, dejar que los niños correteen a su aire, ver a los amigos, tenderse al sol y dejar que la mente divague, etc., con el propósito, además, de que nada turbe ese programa aunque sin tener en cuenta que el hombre propone pero Dios dispone; aunque no creo que Dios tenga nada que ver con esto.

Ya he dicho en otras ocasiones que los artículos o comentarios más leídos suelen ser aquellos que tienen un buen título. El lector, sobre todo el que se limita a leer los titulares para saber más o menos lo que se cuece en la actualidad, se aventura a leer el texto si el encabezamiento le seduce. Con esta idea in mente lo lógico habría sido titular este artículo con unas palabras llamativas: "Una auténtica p...", pero el respeto a EL DÍA y a sus lectores me lo impide. He puesto, en consecuencia, "Inadmisible", pero que quede claro que mi estado de ánimo no lo refleja ese adjetivo, quizá apropiado para expresar una opinión, mas no la indignación.

Porque sí, es indignación lo que he sentido al conocer la noticia de que el gobierno -permítanme ponerlo con minúscula- canario ha puesto pegas a la Fundación CajaCanarias. Quiere imponer en ella las normas que la legislación actual exige, entre ellas la composición del órgano de administración; supongo que para ubicar en él a quienes le interese para pagar favores recibidos. O sea, de nuevo marcha atrás. Se han vaciado las cajas de ahorros de políticos, representantes sindicales y municipales, así como de empleados de la empresa que a menudo ignoran lo que es una fundación y cómo funciona, pero ahora posiblemente se pretenda, para compensar, buscarles un puesto en las fundaciones. Manda h...

Habría que alabar la gran labor que han realizado Andrés Orozco y Álvaro Arvelo al conseguir que La Caixa permitiera la formación de la fundación. Ya tiene esa entidad bancaria una fundación propia que, según mis noticias, se muestra muy generosa en toda España a la hora de distribuir sus fondos. No tenía necesidad de hacer una excepción en su ideario, llegando incluso a permitir que junto a su estrella de mar figure el logo de CajaCanarias, nuestro querido Teide. Y ante esa actitud generosa, consciente de lo que significa para todos los canarios -al menos los de la provincia occidental- ese logro, nuestro gobierno lo "premia" tirándole de las orejas y diciéndole que las cosas las han hecho mal, que no se han cumplido los plazos y no sé cuántas chorradas más. Y esto lo dicen unos servicios jurídicos cuyas actuaciones están plagadas de desaciertos y que han permitido la reprimenda de los altos tribunales del Estado; si no es prevaricación, al menos habría que tildarlo de negligencia.

Porque no quiero considerar aquí que los mencionados servicios jurídicos tengan o no razón; que quizá la tienen. Lo que me resulta inadmisible -aquí sí viene bien el título del artículo- son las formas. Como dicen los argentinos, "quién sos vos" para decir que se ha incumplido la normativa cuando el mismo gobierno se encarga de conculcarla una y otra vez en los aspectos más variados.

Se dictan leyes, se confeccionan reglamentos para llevarlos a buen puerto, pero posiblemente la falta de medios echa por tierra con posterioridad casi todas las previsiones. Entiendo, en consecuencia, que la actitud más lógica habría sido llamar a los responsables de la fundación, hacerles ver los defectos en que han concurrido -si así ha sido- y solucionarlos amigablemente. Todo menos llevar a cabo esta asalto "con nocturnidad y alevosía".

La Caixa, CajaCanarias, no lo merecen, por lo que espero que las aguas vuelvan a su cauce y la situación se solucione sin que haya vencedores ni vencidos. El órgano de administración elegido para regir la fundación me parece acertado, y si es necesario que entre sus miembros figure alguien del gobierno pues que lo haya, pero como uno más, sin directrices políticas.