Los canarios hacemos el ridículo cuando decimos que somos españoles, porque no lo somos. Somos seres humanos, eso sí, que viven sojuzgados por una Metrópoli que invadió estas Islas hace casi seis siglos. Ni siquiera somos europeos. Somos los habitantes de un archipiélago africano que delatan su origen apenas abren la boca en tierras peninsulares. Somos canarios de Canarias por mucho que los españolistas y los amantes de la españolidad se empeñen en disfrazarnos de españoles o europeos. Mañana publicaremos un mapa muy ilustrativo acerca de cuál es nuestra auténtica situación en Europa. Un continente, lo repetimos, al que no pertenecemos.

Nuestro destino natural como pueblo es la independencia. Nuestro futuro pasa por recuperar la libertad que les fue arrebatada a nuestros antepasados hace casi seis siglos. Para ello necesitamos una decidida acción que no puede salir -cada día estamos más convencidos de ello- de un partido formado, salvo honrosas excepciones, por falsos nacionalistas. Un partido presidido por un político que tanto daño le ha hecho a su tierra como es Paulino Rivero. Después de haber arruinado a Canarias, el futuro de Rivero no puede ser otro que el exilio a perpetuidad. ¿Cómo es posible que este hombre tenga la caradura de resistir viviendo entre aquellos a los que ha empujado a la miseria? No nos referimos a resistir dedicándose a la política sino, simplemente, como decíamos en nuestro comentario de ayer, viviendo en Canarias después del abrumador daño que les ha causado a sus compatriotas. ¿Cómo es posible que todavía haya gente que crea en Paulino Rivero, en Ángela Mena, en Ana Oramas, en Ruano o en Barragán? ¿Cómo es posible que tampoco se les caiga la cara de vergüenza a quienes ocupan cargos designados por este déspota de la política?

Estas preguntas ya las hemos hecho otras veces pero seguimos sin tener respuestas. Habla Mariano Rajoy no ya de brotes verdes, como el nefasto Zapatero que lo precedió al frente del Gobierno de España, sino de que pronto comenzará la cosecha. a situación de España continúa siendo muy mala. Nuestro deseo es que mejore en los próximos meses por el bien de un pueblo con el que compartimos muchos lazos (lengua, cultura), pero al que no queremos estar sometidos. e deseamos todo lo mejor, como decimos, a España y al pueblo español, pero al mismo tiempo le exigimos a ese país, convertido en nuestra Metrópoli por la fuerza de las armas, que deje de colonizarnos porque queremos ser libres. Disponiendo de nuestros recursos, lo decimos una vez más, podemos vivir como los ciudadanos de las naciones más ricas del mundo. Por una razón de humanidad deberían los gobernantes españoles disponer lo necesario para que se inicie de inmediato el traspaso de poderes entre Madrid y Canarias, máxime sabiendo, como lo saben, que Marruecos puede incorporarnos a su ordenamiento territorial en cualquier momento porque estamos en su Zona Económica Exclusiva.

Hemos dicho que la situación de España es mala. Peor aún es la de Canarias, con cerca de 400.000 parados y casi el 70 por ciento de la población joven sin posibilidad de acceder a un puesto de trabajo. Estamos sufriendo la misma debacle social que afecta a las regiones europeas ultraperiféricas; es decir, a las actuales colonias europeas, mayoritariamente franceses, pues España nos disfraza a nosotros de comunidad autónoma y Europa hace lo propio con la denominación de región ultraperiférica. Un político torpe como Paulino Rivero es incapaz de advertir este ardid de las autoridades comunitarias, pero nosotros no estamos obligados a ser tan necios como él, políticamente hablando.

o repetimos una vez más y un día más: no hay futuro sin independencia. A nada bueno podemos aspirar mientras los españoles sigan saqueando nuestras riquezas. Ninguna acción de gobierno medianamente sensata puede salir de la cabeza de quien no tiene sesos sino manteca; de quien vende los intereses de su isla para satisfacer las ansias hegemonistas de los canariones y, a su vez, traiciona a todos los canarios al no defender lo que les prometió antes de las elecciones: luchar por sus intereses. Y no existe en estos momentos interés más grande que la independencia; la libertad para tener identidad propia y vivir con dignidad.

Vamos a incidir a fondo en estas y otras ideas en nuestro editorial de mañana. Por mucho que nos acucien los males presentes, no podemos perder de vista que el principal objetivo es la independencia; la libertad.