Yo no sé si la "Edad de Oro" de la enseñanza de Formación Profesional en Santa Cruz de Tenerife empezó cuando se ocupó de ella la llamada Organización Sindical, que era un organismo fundamental que agrupaba a los trabajadores profesionales de las diversas empresas, clasificadas por su clase de producción en el régimen dictatorial del general Franco. La CNS, que eran las siglas de la Sindical, previa cesión por los responsables municipales, ocupó una extensa nave de un edificio antes utilizado como parte del mercado central de la ciudad. Allí se montaron la maquinaria de aprendizaje y las aulas para las clases y en ese edificio estuvo varios años funcionando la Escuela de Formación Profesional, cuyos alumnos, ya titulados, ocuparon plazas en talleres de empresas insulares y algunos ganaron premios en concursos nacionales que convocaban la misma Organización Sindical o empresas diversas. Escuelas de Formación Profesional montaron, por su parte, los religiosos salesianos, primero en un edificio en Santa Cruz, y más tarde se trasladaron a zona industrial en La Cuesta. Últimamente, faltan escuelas de esta clase y faltan profesionales en las industrias. Hace unos días, en este periódico, una señora firmaba un artículo en que reclamaba la falta de formación profesional en jóvenes estudiantes porque, decía la firmante, no todos los estudiantes quieren o pueden ir a la Universidad. Escasean técnicos y mano de obra especializada en muchas industrias y otras empresas de Tenerife y de toda Canarias. Después de numerosas escuelas que fundaba y sostenía en las Islas la antigua Organización Sindical han ido desapareciendo centros formativos que precisan de varias especialidades en Canarias. Se hace, pues, necesario que se repongan escuelas porque, por un lado, faltan trabajadores especializados en las empresas y, por otro, el que va a ser empleado encuentra mejor trabajo.