Los nacionalistas de CIU y ERC, encabezados por el presidente de la Generalidad, Artur Mas, han concebido un estrafalario modelo de defensa para un hipotético Estado catalán. Así, consideran necesario que cuando la consulta popular soberanista se apruebe y asuman la independencia de Cataluña, puedan disponer de sus propias Fuerzas Armadas, cuya misión sería la defensa de la soberanía nacional ante riesgos y amenazas externas.

Y yo pregunto, ¿a qué riesgos y amenazas se refieren los independentistas catalanes para justificar la creación de un Ejército propio? ¿A qué temen? ¿De qué, o de quién deben defenderse? ¡Pero qué iluso soy yo! ¡Si está muy claro! ¡De las Fuerzas Armadas españolas! Porque son conscientes de que entre sus misiones está la de garantizar la soberanía e independencia de España, la defensa de su integridad territorial y del ordenamiento constitucional (Artº 8 C.E.), y eso les preocupa.

Los dirigentes nacionalistas saben muy bien que el Gobierno español nunca va a consentir un dislate como permitir el fraccionamiento del territorio nacional. A pesar de ello, según opinan los políticos de ERC, en el contexto internacional actual resultaría difícil que España hiciera uso de la fuerza para tomar el control de Cataluña ante una hipotética y unilateral declaración de independencia. No obstante -señalan- que "es necesario contar con una unidad especializada en grupos radicales, especialmente, grupos españolistas violentos, para evaluar la potencialidad de posibles acciones que rompan el orden público" y que -según apuntan- el Estado podría alegar para intervenir.

Al parecer, el autotitulado Centro de Estudios Estratégicos de Cataluña ya tiene diseñadas las líneas maestras de lo que sería el futuro Ejército catalán. Su implantación está basada, según se recoge en su informe, en la necesidad de afrontar riesgos y amenazas, como la fuerte dependencia energética del exterior, la proliferación de armas de destrucción masiva, el terrorismo -especialmente el yihadista-, los conflictos regionales, la delincuencia organizada y la descomposición de los estados debido a la corrupción, el abuso de poder y el debilitamiento de las instituciones. (¿De qué estamos hablando, de Ejército o de Fuerzas de Orden Público?).

La paranoia independentista que perturba las neuronas de los señores Mas y Junqueras es inagotable. Unas Fuerzas Armadas modernas, bien dotadas de medios humanos y materiales tienen un alto coste económico y un período de implantación no inferior a tres años. Supondría para Cataluña -y para los contribuyentes catalanes- un aumento excesivo del gasto imposible de soportar en un momento de crisis y en una situación económica límite en dicha región, con una deuda de 42.000 millones de euros y un millón de desempleados; con recortes sanitarios, educativos y de otros servicios públicos. Aunque estas lumbreras argumentan que sería un gastos fácilmente subsanable "ya que tendría efectos positivos en la industria de Defensa y en la I+D catalana". Parece mentira que digan esto, ¿acaso ignoran que empresas como Navantia, Airbus, Indra, Santa Bárbara, etc., se han instalado fuera de Cataluña por razones políticas? ¿Dónde, cómo y con qué dinero piensan adquirir armamento y material para dotar a su ejército, marina y aviación, pues según los cálculos efectuados, el futuro Ejército catalán tendría un coste de entre el 1,6 % y el 2 % del PIB de Cataluña, lo que equivaldría a 4.000 millones de euros al año?

En su paranoia independentista, el portavoz de ERC en el Congreso, Alfred Bosch, ha pedido al ministro de Defensa, Pedro Morenés, que vayan preparando un "reparto de activos" (armamento y material) para cuando se produzca la independencia. Sin comentarios.

En fin, no sé qué pensar, aunque creo que tras un somero análisis, la creación de unas Fuerzas Armadas catalanas parece una broma rayana entre la quimera y la entelequia. ¿O, más bien, es una provocación?