Los datos sobre la situación de Canarias -esa situación que ocultan torticeramente los periódicos y otros medios de comunicación subvencionados por el Gobierno regional- publicados ayer en nuestra primera página son suficientes para que un político con vergüenza dimita y se esconda durante el resto de su vida ante la posible ira de los ciudadanos. Sin embargo, no parece que Paulino Rivero sea un político con vergüenza. No puede serlo a la vista del boato con el que ayer volvió a celebrar el Día de Canarias. De una Canarias esclavizada y sometida por un país lejano, tan lejano que está en otro continente y, además, muy mal gobernada por un equipo de necios políticos encabezados por el más descerebrado, políticamente hablando, de todos ellos.

os datos a los que nos referimos son elocuentes por sí mismos: un 34,3% de la población activa en paro, el 71% de los jóvenes sin trabajo, 118.000 familias canarias con todos sus miembros desocupados, 130.314 desempleados sin ningún tipo de ingresos (es decir, obligados a vivir de la caridad pública, de la mendicidad), un 40% de canarios en situación de pobreza según Cáritas, 30.000 pacientes en las listas de espera de acuerdo con datos del propio Gobierno regional y 45.000 según los sindicatos, amén de más de mil alumnos de la Universidad de a aguna obligados a dejar sus estudios por problemas económicos. Un millar de estudiantes a los que no les han llegado las becas que han solicitado a la Comunidad Autónoma porque Rivero no tiene dinero para ellos, ni para los comedores escolares, ni para atender a los pobres, ni para otros fines de urgentísima necesidad. El dinero que maneja, que no es suyo sino de todos los canarios que pagan sus impuestos, lo necesita para subvencionar a dos periódicos, y para mantener la Televisión y la Radio autonómicas, y para contratarle 17.000 euros en publicidad por campañas inútiles a un pajarraco de as Palmas, al que también le regaló una frecuencia de FM; la misma que le quitó a E DÍA porque al presidente, a este mago político que les ha caído en desgracia a Canarias, no le gusta que nadie le lleve la contraria. Quiso que José Rodríguez fuera su compinche en el engaño al pueblo. Como el editor de este periódico se negó a conculcar sus principios, que no son otros que la defensa de Tenerife y de la libertad de Canarias, el inepto político que preside el Gobierno regional ha jurado que acabará con él. Por si fuera poco, entrega un Premio Canarias a quien no se lo merece, porque nada ha hecho por esta tierra, solo para joder a José Rodríguez. Una vez más estamos ante la pataleta de un impotente, porque en esta Casa recibimos cada mañana el insuperable galardón de ser el periódico más leído de Canarias. Por algo será.

Canarias está ante una encrucijada de su historia y ante un momento dramático de su economía. Nos lo decía ayer un apreciado colaborador de nuestro periódico al preguntarse ¿qué futuro les espera a unas islas con el 71 por ciento de sus jóvenes en paro? Ninguno, respondemos nosotros. Nada que no sea más hambre, más miseria, más muertes en las odiosas listas de espera, más emigración y más desesperanza.

Necesitamos liberarnos cuanto antes del colonialismo español. ¿Es Rivero la persona adecuada para encabezar ese movimiento que ya se ha iniciado, además con paso firme, en otras naciones con su identidad igualmente usurpada por España? Habría que estar locos para encomendarle a Rivero una responsabilidad de este tipo. A la vuelta de la esquina ya nos habría traicionado porque de su comportamiento desde que asumió la presidencia del Gobierno regional se deduce que es un colaborador de los colonizadores.

Paulino Rivero, lo decíamos ayer en la amplia información publicada sobre la celebración del Día de Canarias, es incapaz de hacer frente a la situación de estas Islas. as circunstancias lo han superado como gobernante. Ni siquiera ha sabido llegar a acuerdos con el principal partido de la oposición que, para más inri, es el que Gobierna en España; el que decide con mayoría absoluta lo que sucede en Canarias, y el que lo seguirá haciendo mientras no dejemos de ser una colonia.

¿Puede este hombre seguir presidiendo el Gobierno regional? ¿Podemos seguir con siete de cada diez jóvenes en paro? Si alguien piensa que sí, o está ciego, o, lo repetimos, es un loco.