Hace algunos años le pregunté a una amiga -una chica polaca que había llegado a Tenerife con intención de quedarse cuando todavía existían los países del este- por su opinión sobre la Perestroika, considerando que ella misma había disfrutado las excelencias de aquellos paraísos del proletariado. Me respondió algo que he comentado alguna vez y que lo seguiré haciendo por su valor como explicación gráfica de tanta locura. "ace setenta años -me dijo- había un señor que iba cada mañana a trabajar al campo subido en un burrito. Un día llegaron otros señores y le quitaron el asno en nombre de la colectividad y esas cosas. Tú ya sabes cómo es el socialismo. Durante setenta años aquel hombre tuvo que caminar para desplazarse a cualquier parte pero ahora, cuando en todo el mundo la gente ya no va en jumentos sino en coches cómodos, le han devuelto el burrito para que él siga igual que entonces. Y encima tiene que agradecerles ese gesto tan generoso".

Aquella chica -hoy una señora felizmente casada- ya no vive en Canarias. Una pena porque es la persona más inteligente que he conocido. Jamás he tratado con alguien, hombre o mujer, con su agudeza mental -una sagacidad tan aterradoramente fría como sus ojos azules-, al margen de los siete idiomas que dominaba. El español, francés y ruso con la misma naturalidad que su polaco natal, y también, para que nadie pudiera colarle ninguna milonga, el inglés, alemán e italiano. Cuando la oían hablar algunos le preguntaban si era catalana. "De toda la vida", les respondía riéndose a carcajadas con la solvencia de quienes saben que están en otro nivel y no se molestan en disimularlo. A otros les parecía que era gallega. "¿Gallega? Sí, de Santiago. ¿O prefieres que sea de La Coruña?".

Es una lástima que ya no esté por aquí para preguntarle qué piensa de ese anuncio a bombo y platillo del Gobierno de Canarias a cuenta de que no pagaremos el IGIC antes de cobrar la factura que lo devenga, lo mismo que el IVA en el ámbito nacional. A mí, en principio, esto me recuerda al campesino, a su burrito y a los héroes de la Perestroika que le devolvieron sus paupérrimas y caducas condiciones de vida. Los autónomos y las pequeñas y medianas empresas de estas islas no tendrán que adelantar el Impuesto General Indirecto Canario a la acienda regional hasta que hayan cobrado la factura, al igual que ocurrirá con el IVA, ha anunciado el consejero González Ortiz en el Parlamento vernáculo. Eso sí, la medida entrará en vigor no antes de 2014, al mismo tiempo que la estatal respecto al IVA. Lo cual significa que todavía tenemos unos meses de atropello legal por delante. Abuso no por pagar impuestos desmedidos, aunque también, sino por contribuir a las arcas del Erario por adelantado y sin ver la mercancía. Igual que en las casas de lenocinio. Tanto aquí como en la Península, claro, porque insisto en que el IVA también se apoquina, de momento, sin haber cobrado.

A estas alturas del film, cuando apenas quedan autónomos y pymes capaces de pagar el IGIC o lo que sea, solo cabe recomendarles a unos y otros que hagan con el burrito lo que más les apetezca; cualquier cosa menos seguirle tomando el pelo al personal.

rpeyt@yahoo.es