No nos gusta recrearnos con el mal ajeno, pero nos parece bien que la Fiscalía pida cinco años de cárcel para la alcaldesa de Telde por presuntos delitos de malversación, fraude y falsedad en el llamado caso Faycán. Ya tendrá oportunidad de defenderse durante el juicio. En cualquier país civilizado los delitos contra la Hacienda pública son castigados con penas importantes. Lo que no nos cabe en la cabeza es que no se ha hecho lo mismo con el presidente del Gobierno de Canarias y sus compinches políticos. Los jueces deben procesar por indicios y condenar con pruebas. Ya se verá a lo largo del proceso si los inicialmente imputados son culpables de los delitos de que los acusan. Lo intolerable es que ni siquiera se investigue lo que está pasando en el Gobierno regional.

¿Es legal que se subvencione a dos periódicos cuando se recorta lo inasumible en ayudas sociales? Tal vez legal sí, pero es una inmoralidad. o hay derecho a que muchos niños estén mal alimentados, algunos inclusive desnutridos, mientras sigue el baile de asesores, coches oficiales y hasta vuelos en helicóptero. o hay derecho a que se sigan gastando tantos millones en una Televisión Canaria que en realidad no es canaria, pues si lo fuera abogaría por la independencia de estas Islas. Lejos de recoger las legítimas aspiraciones de los patriotas, esa televisión está descaradamente al servicio de Rivero.

Hablamos de asuntos a caballo entre lo legal y lo inmoral o políticamente inaceptable. Sin embargo, no podemos olvidar casos de vergonzosa y clara ilegalidad que se encuentran en estos momentos pendientes de una decisión judicial. Por ejemplo, el concurso de adjudicación de las frecuencias de FM o el reparto entre los medios de la publicidad institucional.

Una muestra del esperpento en que se ha convertido la gobernanza de Paulino Rivero y sus acólitos es la noticia que publicábamos el sábado en nuestra portada: "Mena colocó cien mil euros en preferentes". Esa cantidad de dinero no procedía de su bolsillo, pues en ese caso nada tendríamos que objetar. Cada uno es dueño de hacer con su capital lo que estime conveniente, siempre que no incumpla la ley. Lo condenable es que ese dinero procede de Viviendas Municipales de Santa Cruz; un organismo público que está bajo la dirección de Ángela Mena. Dice esta señora que todo se ha hecho dentro de la legalidad. o se lo discutimos -aunque jueces y fiscales deberían investigar si realmente es así-, pero no nos imaginamos a esta edila metida a financiera. ¿Quién la asesoró?, si es que la asesoró alguien. Porque en caso contrario, si ha actuado por su cuenta, el asunto se torna en bastante alarmante, pues nos consta que sabe bastante de peinetas, mantillas y también de enredar en Coalición Canaria, pero nadie nos ha dicho que sea una experta en asuntos financieros.

Tenemos que caminar hacia la independencia porque la autonomía no nos sirve. La autonomía es un burdo disfraz -lo seguiremos diciendo mientras sea necesario- para ocultar la condición de colonia que padecemos desde hace casi 600 años. Pronto será realidad esa nación canaria libre y soberana que tanto anhelamos y con la que también sueñan los patriotas que el viernes acudieron al Ayuntamiento de Santa Cruz. Fueron con la esperanza de que imperara la cordura y se le hiciera justicia, dándole su nombre a una calle de la capital, a un luchador por esta tierra como lo fue Antonio Cubillo. La decepción de esos canarios auténticos, encabezados por Hilario Rodríguez, pronto se verá compensada: libre Canarias del yugo colonial y de los partidos estatistas, Cubillo tendrá una calle en Santa Cruz -que será, además, una vía importante- y en otras muchas localidades de estas Islas por las que tanto luchó.

Decimos esto desde el pleno convencimiento de que la independencia llegará. Seremos un país con su Estado y con bandera y asiento en los foros internacionales mucho antes de lo que se imaginan los españolistas, los españolistos, los fieles a España y los amantes de la españolidad. ingún pueblo ha perdido la batalla por su libertad frente a una nación colonialista. Antes o después termina por imponerse la justicia y la razón. Es lo que ocurrirá en Canarias porque no habita en este Archipiélago un pueblo cobarde, aunque siga aplatanado y hasta narcotizado con las mentiras de los invasores sobre un futuro incierto en el caso de que nos independicemos de España. Qué asquerosa mentira porque sin España, que nadie lo dude, ya no estaríamos sumidos en la crisis y en la miseria.