De cierto pájaro tatarita de Las Palmas vamos a decir claramente que es un marimarica, un invertido. No estamos arremetiendo contra los homosexuales porque respetamos a todo el mundo, sean cuales sean sus ideas, sus creencias o sus gustos personales, siempre que éstos no vulneren la ley. Y tanto en España como en Canarias, que es una colonia española, existe plena libertad para optar por lo que uno estime más oportuno siempre, insistimos, que no se violente la legislación. En cualquier caso, reiteramos que no hablamos de homosexuales sino de un marica ruin y despreciable que se permite llamar cobarde a un empresario de avanzada edad, como es el editor y director de EL ÍA.

El cobarde no es José Rodríguez: un hombre que ha sabido anteponer la defensa de sus ideales (que no son otros que la defensa del pueblo canario) por encima de sus conveniencias personales. No se ha arrugado el director de nuestro periódico por tener que sentarse en el banquillo tras decir que quien preside el Gobierno de Canarias es un necio político. En esta Casa respetamos a la Justicia pero no le tenemos miedo a nadie. Sí es cobarde, en cambio, quien se esconde bajo las faldas de una magistrada para presumir de que puede entrar y salir de los juzgados con inmunidad e impunidad. Una protección corporativista -eso pretende sin conseguirlo porque los jueces no se dejan influir- que de poco le está sirviendo a la vista de las contundentes condenas que sufre últimamente.

Llamar cobarde a una persona respetable y prestigiosa es una injuria que no le va a salir gratis a este pajarraco de vuelo rastrero. e nuevo va a tener que pagar una cuantiosa indemnización o, quién sabe, incluso dar con sus huesos en la cárcel. Un individuo amargado por las deudas porque sus negocios -da lo mismo que sea un bar de poca monta y dudosa fama o un periódico digital- siempre han acabado en la bancarrota. Un desastre económico que pretende enmendar -eso va diciendo por ahí, y hasta lo publica- con las sustanciosas indemnizaciones que le reclama al editor de EL ÍA ante los tribunales. Como en un reciente juicio celebrado en Las Palmas el fiscal bajó de 80.000 a 6.000 euros su petición de indemnización en un proceso interpuesto por su compañera sentimental, este mendaz y amariconado individuo ha montado en cólera porque el ministerio público no secunda sus pretensiones ni las de su desgraciada pareja, a la que está enfangando, tanto como él quisiera. e ahí sus insultos contra José Rodríguez.

Por lo demás, las motivaciones de este juicio son pintorescas. Como bien ha señalado nuestro letrado, "barragana" también significa, según el diccionario de la Real Academia Española, persona que se hace acompañar de otra; no hemos insultado a nadie, salvo en la calenturienta imaginación de quien pretende sacar dinero a toda costa para sufragar la condena que pesa sobre él por mancillar el honor de unos jóvenes deportistas.

El caso es que Paulino Rivero protege a este personaje. Lo demuestra el hecho de que su Gobierno le regalase una licencia de FM en el mismo concurso que se la negó a EL ÍA, y de que algunos departamentos autonómicos le contraten más publicidad que a otros medios. Todo un ejemplo de tratamiento igualitario a todos los ciudadanos de estas Islas. Lo mismo podemos decir de las subvenciones a dos periódicos y del ingente gasto en la Televisión Canaria, cien por cien al servicio de Rivero y de sus secuaces políticos.

¿A cuenta de qué tantos ataques a cargo de un chulón capicúa?, nos preguntamos. Una pregunta que respondemos sin necesidad de devanarnos los sesos: porque a Rivero no le gusta que le cantemos las verdades. No le gusta que digamos cuánto ha desgraciado a Canarias. No admite la crítica política, pues en sus asuntos personales nunca hemos entrado. No reconoce que es un crimen quitarles las ayudas a los comedores escolares, o cerrar centros asistenciales, para seguir disponiendo de dinero con el que subvencionar a pajarracos y costear sus vuelos en helicóptero, pues es una actitud característica de los tiranos políticos no mezclarse con la plebe. El pueblo solo merece sufrir para pagar impuestos. Así piensan Rivero y sus compinches. Canarias no es ni la sombra de lo que era antes de que Paulino Rivero llegase al poder. ¿Cómo es posible que este hombre siga al frente del Gobierno regional después del daño que ha hecho?

A este propósito, don Paulino, ¿cuándo va a entregar usted su mansión de El Sauzal para uso de comedores sociales?