A propósito de la pregunta que le formulé públicamente a Juan Verde en mi artículo del martes dedicado a él, hoy me sigo preguntando qué se pensará en el Club Bildelberg sobre el futuro de Canarias, situada en una zona geopolítica y estratégica de primer orden, ahora que todo parece indicar la existencia de importantes yacimientos de hidrocarburos en lo que serían "nuestras aguas archipelágicas". Pues bien, para intentar despejar dicho interrogante, veamos a continuación qué es realmente el Club Bildelberg y el extraordinario papel que juega en la escena internacional, como verdadero y auténtico "Gobierno mundial" en la sombra. El "descubridor" de este selecto club fue el escritor e investigador Daniel Estulin (Lituania 1966), que, aparte de una amplia y variada bibliografía sobre el particular, tiene su propio programa en español en la TV rusa RT ("Desde la sombra"), dirigido a toda la audiencia hispanoparlante.

El Club Bildelberg debe su nombre a la ciudad holandesa donde se celebró su primera reunión y su historia comienza el 29 y 30 de mayo de 1954, cuando tuvo lugar el primer encuentro a propuesta del consejero político polaco Joseph Retinger. Éste, preocupado por el antiamericanismo que estaba generando el Plan Marshall en Europa, decidió reunir a los líderes europeos para propiciar el entendimiento entre ellos. Entre los invitados estuvieron el príncipe neerlandés Bernardo, que decidió promover la iniciativa, y el primer ministro belga Paul van Zeelan. La idea era que los invitados fueran dos de cada país, uno conservador y otro progresista.

El éxito del encuentro fue tal que animó a los organizadores a preparar una conferencia anual. Se creó un comité de dirección y Retinger fue designado secretario permanente. Al igual que organizaba la conferencia, dicho comité también mantenía un registro con los nombres de los asistentes y sus datos de contacto, con objeto de crear una red informal de individuos que se podrían invitar unos a otros en privado. El propósito declarado del Club Bildelberg era "hacer un nudo alrededor de una línea política común entre Estados Unidos y Europa en oposición a la entonces Unión Soviética y al comunismo".

La influencia que se concede a las reuniones del Club Bildelberg se debe a su secretismo. A diferencia de otros cónclaves internacionales -caso del Foro de Davos (Suiza)-, este club siempre ha cerrado sus puertas a los medios de comunicación y ha mantenido en general la discreción sobre los temas tratados. Este año, la 61ª reunión anual tuvo lugar los días 6 al 9 de junio en el lujoso Grove Hotel, en la localidad británica de Watford, en medio de grandes medidas de seguridad. Los convocados fueron 140 personalidades europeas y estadounidenses del mundo de la política, las finanzas, la comunicación y el ámbito académico para debatir asuntos políticos y económicos de actualidad. Tal como ha trascendido, por la lista de asistentes publicada por el diario The Telegraph, este año fueron invitados el presidente ejecutivo de Google, Eric Schmidt, y el fundador de Amazon, Jeff Bezos, así como la directora del FMI, Christine Lagarde; los ministros de economía británico y español, George Obsborne y Luis de Guindos, respectivamente, y el presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso. También acudieron los miembros de la comisión ejecutiva del club, el veterano político norteamericano Henry Kissinger, y Juan Luis Cebrián, consejero delegado del Grupo Prisa, así como la princesa Beatriz, hasta hace poco reina de Holanda (su padre fue creador del club), y David Cameron en su calidad de primer ministro del país anfitrión; si bien Downing Street se apresuró a precisar que el líder conservador sigue apoyando la transparencia en el Gobierno.

Aparte de los asuntos que en principio iban a ser objeto de debate (evitar otra burbuja inmobiliaria, que Gran Bretaña no abandone la UE y acabar con las armas nucleares de Irán), el Club Bildelberg trató a fondo: 1) controlar las armas impresas en 3D, 2) el modelo de crecimiento de China, y 3) la seguridad alimentaria mundial. En esta línea se han pronunciado recientemente la OCDE y la FAO, lo que adquiere mayor relevancia para Canarias, dado que nuestro Archipiélago, reitero una vez más, no tiene siquiera la necesaria e imprescindible soberanía alimentaria.

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