El pasado sábado me dediqué a leer los periódicos en la Red, uno por uno. Todos los que se me ocurrieron. En las portadas de todos ellos privaban las noticias judiciales. Un coñazo de proporciones alarmantes que convierte a los jueces en estrellas protagonistas y a los ciudadanos en hormigas asustadas y correlonas. Es imposible mantener la estabilidad anímica leyendo estos bodrios impresentables, alejados de un rostro hermoso de mujer, de una noticia científica alentadora, de una gesta deportiva digna de recordar. No, que si el juez parriba, que si el fiscal pabajo, un auténtico esperpento que no tiene razón de ser porque dan la sensación de que en este país quien manda realmente son los jueces, que por cierto suelen ser muy torpes mandando, dicho sea con carácter general. Y se han llegado a convertir en oráculos, en palabra de Dios, en dueños y señores de las vidas y de las haciendas de los ciudadanos. Otra tiranía impresentable es la de la Agencia Tributaria, de la que ya hablaremos (lean, si no, cierta noticia aparecida en un confidencial, eldiariodetenerife.com, en estos días). Una noticia que ya se extiende por ahí como un río de lava.

Para desengrasar de tanta lectura turbia, cojo y llamo a mi amigo Juan del Castillo, que ha vuelto a la vida, y que ha estado pontificando en la inauguración de una ermita orotavense de los marqueses de El Sauzal. Juan conminó a Isaac Valencia, flamante pregonero de Los Realejos, a que dejara la política y se refugiara en sus pregones con su estilo de ebanista fino, heredado de su padre. Esos intermedios de Juan en su corredor le aumentan el ingenio y le agudizan el dardo de su palabra. ¿Ven? Estas cosas me divierten mucho más a mí que el imperio de jueces y fiscales. Por lo menos me río y doy con personas inteligentes, como el señor Del Castillo, quejoso de que sus posibles menguan con la crisis y los impagos. Todo se andará, amigo, que no hay mal que dure mil años... ni cuerpo que lo resista.

3.- También me he quedado asombrado con la noticia "bolsera" del "Birkin" de doña Ángela Mena. Qué elegancia, vive Dios, de señora que a pesar de su procedencia ciertamente rural ha sabido adecuarse a las tendencias de toda la vida. Es la nueva aristocracia, que ha aparcado la sereta artesana y ha abrazado el cuero de calidad de "Hermès". Joder con la Mena, que va luciendo por ahí el elegantísimo bolso, que vale entre 5.000 y 9.000 euracos. No, si aquí la que no corre vuela. Lo lucirá en el "Botánico", en compañía de los nuevos ricos invitados a las fiestas del tiburón. Como tranque al escualo lo descuartiza para hacerse otro "Birkin".

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