Cuando, el 30 de julio de 1999, a la muerte de su padre, el rey Hassan II, el entonces príncipe heredero Sidi Mohamed accedió al trono de Marruecos con el nombre de Mohamed VI, comenzó a escribirse una nueva e inédita página en la historia del vecino país. Una nueva era de cambios, reformas, apertura política y libertades como nunca antes había conocido Marruecos. Todo ello gracias al empeño y determinación del joven monarca, que desde el comienzo de su fructífero reinado se propuso renovar las estructuras de su país, que a día de hoy es una consolidada monarquía parlamentaria, con una nueva nueva Constitución aprobada en referéndum y unas instituciones políticas democráticas que colocan al milenario reino de Marruecos como todo un referente no solo del Magreb sino de toda África. No se olvide que Marruecos ha salido indemne de los estragos de la "primavera árabe" gracias, precisamente, al arraigo popular de la monarquía, y a que el rey es el Amir Al Mouminin (Príncipe de los Creyentes).

Mohamed VI se ha volcado desde el inicio de su feliz reinado con las clases más desfavorecidas y en los derechos de la mujer, que ha equiparado -salvando las distancias religiosas y de toda índole- a la mujer occidental, reconociendo sus derechos y libertades. Todo un hito histórico en un país de mayoría musulmana, de costumbres ancestrales muy arraigadas, y donde la mujer era solo un objeto para la procreación, y supeditada siempre al hombre.

Marruecos, con la centenaria monarquía alauita encarnada en Mohamed VI y bajo su égida, es, en pleno siglo XXI, un claro ejemplo de democracia participativa, progreso y bienestar. Con una economía productiva cada vez más pujante, propia de un país emergente, con un crecimiento del 5% para 2013, y con grandes oportunidades de negocios para los capitales extranjeros. Como un código de inversiones atractivo, que repercute directamente en los bajos costes de producción, que hace que muchos países del mundo posicionen sus empresas en territorio marroquí en condiciones muy ventajosas. Recuérdese que Marruecos, aparte de tener las enormes ventajas que suponen su condición de país ACP (África, Caribe, Pacífico), tiene, además, un tratado preferencial con la UE que le permite colocar su producciones agrícolas en los mercados comunitarios en condiciones óptimas. Además, Marruecos ha firmado recientemente un nuevo acuerdo de pesca con la Unión Europea muy beneficioso para el sector.

El pasado martes, se conmemoró, por tanto, el XIV aniversario del acceso al trono del rey Mohamed VI, quien, acompañado por el príncipe heredero Moulay El Hassan y el príncipe Moulay Rachid, y en presencia de Macky Sall, presidente de la República de Senegal, presidió en el Palacio Real de Casablanca un Iftar, y dirigió un discurso a la nación.

En Las Palmas, sede del Consulado general del Reino de Maruecos en el Archipiélago canario, se celebró la Fiesta del Trono en el Salón Palmeras del emblemático hotel Santa Catalina, presidida por el honorable cónsul Ahmed Moussa y esposa, a la que asistieron las primeras autoridades civiles y militares, y una amplia representación del mundo empresarial e instituciones varias. Entre los asistentes destacaron el presidente del Parlamento de Canarias, Antonio Castro Cordobez; la delegada del Gobierno de España, María del Carmen Hernández Bento; el presidente del Cabildo grancanario, José Miguel Bravo de Laguna; el alcalde de Las Palmas, Juan José Cardona; los de San Bartolomé de Tirajana y Mogan; el presidente de la Cámara de Comercio, José Sanchez Tinoco; el presidente de la Confederación de Empresarios, Agustín Manrique de Lara; los conocidos empresarios Amid Achi y Antonio Karmudy, y numerosos invitados de la sociedad canaria.

Antes de la cena de gala y del cóctel de bienvenida, el cónsul Mussa pronunció unas palabras destacando las magníficas relaciones de amistad y cooperación entre Canarias y Marruecos, abogando por el fortalecimiento de las mismas. A mí me tocó la mesa Essaouria (todas las mesas tenían un cartel de ciudades marroquíes con el nombre personalizado de cada comensal), y tuve ocasión de conocer y departir amigablemente con el presidente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, Luis Ibarra Betancor, y señora.

En definitiva, un importante evento social, que dejó constancia de la cordial confraternización entre los canarios y la numerosa colonia marroquí en las Islas.

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