El estudio diario de las incidencias del desarrollo del turismo en el mundo nos ofrece cada día situaciones y comentarios que nos llevan a la reflexión a quienes llevamos años sumergidos en este trepidante cambio en las costumbres y en la sociología de los habitantes del planeta. Es así que llegamos a las noticias más considerables sobre las que la experiencia nos obliga al comentario, sin entrar ni salir en los planteamientos modernos de muchos proyectos cuyas principales características desconocemos.

Así, estamos en presencia del movimiento de los jubilados americanos buscando aquellos hermosos paraísos que les ofrecen el sur y centro de América, descontando, claro está, la gran oferta mexicana, que es para algunos como vivir en su propio país, con unos ventajosos precios que multiplican sus ingresos de forma considerable, aportando además un escenario fabuloso construido al amparo de una planificación estudiada por el gobierno de México, con el fin de que su oferta sea todo lo atractiva necesaria.

Centroamérica, con el enorme atractivo de su historia, sus recursos naturales y la calidez humana de sus habitantes, es ahora el punto principal que traemos a este comentario, pues solo en Costa Rica hay ya unos cinco mil jubilados de ese país residiendo. Nicaragua se apresta a entrar en ese mercado y ya son varias las empresas que tienen sus ojos puestos en este sector que se desarrolla de forma imparable en el país del norte, para lo cual, como hemos escrito muchas veces, tiene el particular recurso de su Seguridad Social, algo muy difícil de encontrar hoy en el mundo y que los nicaragüenses deben cuidar con sus más importantes recursos. La parte negativa de este movimiento la conocemos directamente y es justo que la comentemos pues es importante para conseguir que esta operación pueda tener unos beneficios permanentes.

Algunas zonas de España, Canarias en particular, acogieron hace ya muchos años un contingente numeroso de jubilados europeos atraídos por sus bellezas naturales, la bondad de su clima y, sobre todo, los precios económicos, que suponían un considerable beneficio para su calidad de vida. Eso lo vivimos.

Ocurrió que los años van pasando y esos jubilados que tenían sus habitaciones reservadas en los hoteles de por vida -algunos hasta las mesas donde les gustaba sentarse en su comedor- o aquellos otros que se habían comprado una segunda residencia donde el cambio monetario les permitía una calidad de vida muy superior al que podían disfrutar en sus respectivos países, esos jubilados fueron desapareciendo.

La dinámica de la vida actual hizo que muchos de esos apartamentos, bungalows, etc. fuesen abandonados a su suerte y conocemos muchos casos en los que esta situación llevó a la ruina a grandes edificios que vivieron horas muy felices hace unos veinte años y que hoy son puros esperpentos, con viviendas abandonadas llenas de podredumbre que hace insalubre habitar sus lugares limítrofes. Podemos asegurar que esto se ha debido a una mala gestión y a unos lapsus legales que hacen imposible resolver el problema. Asistimos a la visión de este abandono con verdadera angustia, preguntándonos cómo fue posible que no existiera una visión realista del problema que hubiese estudiado la evolución de la sociedad.

Volvemos a lo de siempre. Ante el destrozo que se hace de las señas de identidad de los pueblos, siempre pensando en la rentabilidad actual, sin ninguna perspectiva sobre las exigencias del futuro, algo imposible de entender para quienes no hayan estudiado en profundidad toda la teoría y técnica del turismo, despreciando su fundamental aporte al desarrollo de la humanidad. Difícil, muy difícil, para quienes no hayan conocido, estudiado y analizado los informes que regularmente ha venido ofreciendo la Organización Mundial del Turismo, desde hace muchos años, donde aparecen claros y precisos todos los movimientos que se perciben en la sociedad actual. Una exposición nuestra sobre este tema, en unas universidades brasileiras, en los años 70, increíblemente podrían ser reproducidas hoy casi sin quitarle una coma. Las opciones en el desarrollo turístico son muchas, ya tenemos superávit en los primeros meses del año en la llegada de turistas internacionales.

Ese mundo de esperanzas que tenemos ahí, se mueve hacia los destinos consolidados o los emergentes, siempre sobre unas bases sólidas del conocimiento que hoy proporcionan los medios de comunicación, pero con una estimable influencia del codiciado e insustituible contacto personal. Complicado lo tienen quienes no entiendan el mensaje.

*Del Grupo de Expertos de la Organización Mundial del Turismo. UNWTO