Mi discrepancia con la línea editorial de este periódico es de formas. Criticar la inacción de los representantes de lo público está en la esencia de la prensa, mal que le pese a quienes no entienden la libertad de expresión y su efecto equilibrante. Confunde, sin embargo, su director-editor nacionalismo con independentismo, que no son sinónimos, ni tan siquiera etapas de un pensamiento evolutivo. Los nacionalistas crean su propia red clientelar de patriotismo rancio y explotan el "carácter diferencial" para la limosna en beneficio de los de siempre, los de siempre de aquí y de allí, que el que parte y reparte... ya se sabe. Pensar en la independencia -económica o política- exige otro esquema mental y un plan, por ahora, inexistentes. Toda emancipación da vértigo y todo plan tiene sus hitos y sus plazos.

El primero. Anuncia el PSOE su propuesta de reforma constitucional en la que plantea el Estado federal. Y lo dice el segundo partido en número de votos y el que más tiempo ha gobernado la España democrática. Que nuestras autonomías son lo mismo, con parlamento y capacidad legislativa, puede ser, aunque el matiz es importante: los nuevos Estados se organizarán en torno a una administración federal por interés propio... o no, según el caso. El porqué de la independencia o el porqué no difícil respuesta; pregúntese si acepta la política suicida de la Unión Europea, insostenible, burocratizada e intervencionista. En cualquier caso, tenemos la oportunidad de probar un estatus intermedio, sin saltar todavía al abismo de la independencia: usemos el REF para pedir libertad.

Salvaje. Me dicen, cuando propongo la "izquierda liberal" como filosofía política para gobernar. La idea es simple: prestar los servicios públicos y participar solo como árbitro en la actividad económica, fuera incentivos y subvenciones, y dejemos que funcione el mercado. Acepto el calificativo y prometo seguir igual, con el martillo pilón. No sé si conseguiremos animar el debate sobre las líneas gruesas del modelo para nuestro futuro, solo las líneas gruesas, de momento: ¿qué queremos para Canarias?, ¿nos conformamos con las ayudas ultraperiféricas o pensamos en algo nuevo? Y dejemos opinar a los más jóvenes (las víctimas), a quienes sostienen el sistema con los impuestos y a los muchos que no tendrían nada que perder con el cambio.

Evidencias. Después de conocer que disfrutamos en Canarias de un setenta y cinco por ciento de paro juvenil, cabría esperar que alguien dijera "me equivoqué", como confesó Rajoy. Después de la denuncia vuelven los anuncios oficiales a la edición en papel de este diario: "Al enemigo ni agua", Paulino como Bilardo. Después de permitir durante meses a una enorme cadena de supermercados la práctica ilegal de vender a pérdidas, se anuncia la bajada del IPC en las Islas, la deflación es otro escalón a la pobreza: ¿objetivo conseguido?

Punto ciego. Hay otra estadística preocupante: la correlación entre el número de parados y el número de turistas. A más turistas, más parados; no tiene mucha lógica pero los números son los números. A lo mejor vivimos engañados y el turismo no es la panacea. No reduce el desempleo, ocupa suelo, genera enormes cantidades de residuos y de aguas negras, requiere importantes infraestructuras pagadas con dinero público y consume servicios sanitarios. A lo mejor hemos hecho el toti tantos años con una apuesta perdedora en un negocio que no dominamos: no hay touroperadores canarios, ni líneas aéreas, las empresas hoteleras pagan sus impuestos en sus lugares de origen... A lo mejor, cuando nos demos cuenta y acabe el botellón, nos encontramos la plaza abandonada llena de basura. Eso es un punto ciego, una evidencia que está delante de nuestras narices y que no somos capaces de descifrar. Qué peligro que un gobierno apoye este o aquel sector económico, qué miedo.

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