Decía Manuel Fraga que España es diferente. Es diferente para peor, añadimos nosotros. Señalábamos en nuestro editorial de ayer que los principales países europeos, incluso Portugal, han iniciado el camino de la recuperación. Todos avanzan con paso firme hacia el futuro porque la crisis pertenece al pasado. España, en cambio, sigue hundida en la miseria. El Gobierno de Rajoy, que ha subido los impuestos injustamente, anuncia ahora una nueva reforma laboral. No sabemos si esa reforma consistirá en abaratar el despido y flexibilizar más la contratación. En caso contrario, de poco o nada servirá porque, desgraciadamente, las empresas están en manos de los trabajadores. Si persiste el ataque a los empresarios desde todos los frentes, de forma especial desde el sindical, difícilmente superaremos la crisis.

"Perseguir a los empresarios, esquilmarlos con impuestos injustos -mucho más si la recaudación fiscal se la lleva a su territorio un país colonizador y abusador como es España- y poner piedras en su camino es una actitud suicida para la propia sociedad", destacábamos el viernes en primera página como idea importante de nuestro comentario de ese día. ¿Tiene un empresario la obligación de mantener a toda su plantilla cuando el negocio ha ido a menos? ¿Es justo que unas leyes laborales caducas, en la mayoría de los casos promulgadas durante la dictadura franquista, lo obliguen a pagar unas indemnizaciones por despidos -despidos absolutamente necesarios para la supervivencia de la empresa- que no puede afrontar debido a su enorme cuantía?

Lo que está ocurriendo en España no sucede en ningún país europeo. Por eso España sigue hundida en la crisis mientras que Europa hace tiempo que la ha dejado atrás. Una situación, no nos cansamos de repetirlo, que se agudiza en Canarias por la condición colonial que padecen estas Islas. Por lo demás, se queja el Gobierno de Canarias de que los nuevos planteamientos del Estado para modificar el sistema de financiación autonómica no sirven para el Archipiélago. Aunque el Gobierno central quiere dar a las comunidades más capacidad para subir impuestos, al Ejecutivo canario no le satisface esta fórmula porque considera agotado el margen de la vía tributaria.

Subir los impuestos -también eso nos hemos cansado de repetirlo- no es la solución. No se puede someter a los ciudadanos y a las empresas a mayores cargas impositivas. La mejor receta para salir de la crisis es la que aplicó en su momento Ronald Reagan en Estados Unidos: bajar los impuestos, conseguir con ello que la gente tenga más dinero para consumir, propiciar que el consumo genere más actividad en las empresas y que, por lo tanto, los empresarios puedan contratar a más trabajadores y que esos trabajadores, junto con los empresarios, paguen más impuestos al Estado por la vía indirecta. En cambio, si se suben los impuestos, se revierte el proceso y se produce más desempleo. Eso es lo que está sucediendo en España.

Por otra parte, ¿subir más los impuestos en Canarias para qué? ¿Para mantener la Televisión Autonómica y subvencionar a más medios de comunicación afines a Paulino Rivero? ¿Para mantener una institución inútil como lo es la Policía Canaria? Ya tendremos nuestras propias fuerzas de seguridad, y hasta nuestro propio ejército si lo considerásemos necesario, cuando seamos una nación soberana con su Estado. Mientras tanto nos sobra con la Policía Nacional y la Guardia Civil, que cumplen cabalmente con su deber y realizan una labor muy meritoria en el Archipiélago.

Lo que debería hacer el Gobierno de Canarias si tan necesitado está de ingresos es exigir la independencia. Esa es la única forma de que lo mucho que recauda la Hacienda española en las Islas se quede aquí y no se vaya a la Península, como ocurre actualmente. Ese es el camino que debería seguir un Gobierno del que forma parte un partido nacionalista: impedir que los españoles sigan esquilmando a los canarios y no esquilmar el propio Ejecutivo autonómico a unas personas que, en muchísimos casos, están pasando hambre.

Es absurdo decir que la financiación estatal se ha reducido en Canarias en unos 800 millones de euros anuales. icha cantidad es una migaja en comparación con lo que los españoles, insistimos, se llevan de nuestra tierra. Si el dinero que nos roban se quedara aquí, no tendríamos necesidad de quejarnos por que el Gobierno de España nos quite el chocolate del loro.

ecía Manuel Fraga que España es diferente. Es diferente para peor, añadimos nosotros. Señalábamos en nuestro editorial de ayer que los principales países europeos, incluso Portugal, han iniciado el camino de la recuperación. Todos avanzan con paso firme hacia el futuro porque la crisis pertenece al pasado. España, en cambio, sigue hundida en la miseria. El Gobierno de Rajoy, que ha subido los impuestos injustamente, anuncia ahora una nueva reforma laboral. No sabemos si esa reforma consistirá en abaratar el despido y flexibilizar más la contratación. En caso contrario, de poco o nada servirá porque, desgraciadamente, las empresas están en manos de los trabajadores. Si persiste el ataque a los empresarios desde todos los frentes, de forma especial desde el sindical, difícilmente superaremos la crisis.

"Perseguir a los empresarios, esquilmarlos con impuestos injustos -mucho más si la recaudación fiscal se la lleva a su territorio un país colonizador y abusador como es España- y poner piedras en su camino es una actitud suicida para la propia sociedad", destacábamos el viernes en primera página como idea importante de nuestro comentario de ese día. ¿Tiene un empresario la obligación de mantener a toda su plantilla cuando el negocio ha ido a menos? ¿Es justo que unas leyes laborales caducas, en la mayoría de los casos promulgadas durante la dictadura franquista, lo obliguen a pagar unas indemnizaciones por despidos -despidos absolutamente necesarios para la supervivencia de la empresa- que no puede afrontar debido a su enorme cuantía?

Lo que está ocurriendo en España no sucede en ningún país europeo. Por eso España sigue hundida en la crisis mientras que Europa hace tiempo que la ha dejado atrás. Una situación, no nos cansamos de repetirlo, que se agudiza en Canarias por la condición colonial que padecen estas Islas. Por lo demás, se queja el Gobierno de Canarias de que los nuevos planteamientos del Estado para modificar el sistema de financiación autonómica no sirven para el Archipiélago. Aunque el Gobierno central quiere dar a las comunidades más capacidad para subir impuestos, al Ejecutivo canario no le satisface esta fórmula porque considera agotado el margen de la vía tributaria.

Subir los impuestos -también eso nos hemos cansado de repetirlo- no es la solución. No se puede someter a los ciudadanos y a las empresas a mayores cargas impositivas. La mejor receta para salir de la crisis es la que aplicó en su momento Ronald Reagan en Estados Unidos: bajar los impuestos, conseguir con ello que la gente tenga más dinero para consumir, propiciar que el consumo genere más actividad en las empresas y que, por lo tanto, los empresarios puedan contratar a más trabajadores y que esos trabajadores, junto con los empresarios, paguen más impuestos al Estado. En cambio, si se suben los impuestos, se revierte el proceso y se produce más desempleo. Eso es lo que está sucediendo en España.

Por otra parte, ¿subir más los impuestos en Canarias para qué? ¿Para mantener la Televisión Autonómica y subvencionar a más medios de comunicación afines a Paulino Rivero? ¿Para mantener una institución inútil como lo es la Policía Canaria? Ya tendremos nuestras propias fuerzas de seguridad, y hasta nuestro propio ejército si lo considerásemos necesario, cuando seamos una nación soberana con su Estado. Mientras tanto nos sobra con la Policía Nacional y la Guardia Civil, que cumplen cabalmente con su deber y realizan una labor muy meritoria en el Archipiélago.

Lo que debería hacer el Gobierno de Canarias si tan necesitado está de ingresos es exigir la independencia. Esa es la única forma de que lo mucho que recauda la Hacienda española en las Islas se quede aquí y no se vaya a la Península, como ocurre actualmente. Ese es el camino que debería seguir un Gobierno del que forma parte un partido nacionalista: impedir que los españoles sigan esquilmando a los canarios y no esquilmar el propio Ejecutivo autonómico a unas personas que, en muchísimos casos, están pasando hambre.

Es absurdo decir que la financiación estatal se ha reducido en Canarias en unos 800 millones de euros anuales. icha cantidad es una migaja en comparación con lo que los españoles, insistimos, se llevan de nuestra tierra. Si el dinero que nos roban se quedara aquí, no tendríamos necesidad de quejarnos por que el Gobierno de España nos quite el chocolate del loro.