Hace tiempo que se hizo público en este periódico un comentario en el que pedí a la Universidad de La Laguna el establecimiento de un campus en Garachico cuando ya posee uno en Adeje y se propone establecer otros en Arona y en otras poblaciones del Sur de Tenerife, como puede ser Los Cristianos, para lo cual ha empezado a negociar con el Ayuntamiento de Arona.

No digo que en zonas tan pobladas y realmente ricas como el sur tinerfeño no hagan falta centros de enseñanzas superiores cuando tan lejos de la Universidad lagunera quedan esos pueblos. Pero hacer un campus en Adeje y no haberlos en la que casi todo el mundo considera una población de tanta cultura y tanta preparación como la legendaria Garachico es un verdadero disparate que no solo repercute en la ciudad marginada sino también en toda la isla.

Nuestro colaborador Carlos Acosta nos da toda una lección histórico-cultural en el número del jueves pasado de este diario. El título lo anuncia todo: "329 años entre la primera escuela y la última de Garachico", un trabajo meticuloso como todos los de Carlos Acosta, que no se deja nada en el camino para aportar al lector hasta el más insignificante detalle, que en conjunto es todo un trabajo difícil de encontrar en toda una gran biblioteca de textos de lo más diverso a manera de auténtica tesis doctoral que no deja letra en el tintero y revela todo lo revelable.

Son muchos y muy distintos textos en cuanto a temas que no dejan nada sin tratar, muy al estilo de los que salen de la pluma de Carlos Acosta. A ver si esta última lección del compañero hace mover influencias para que Garachico tenga su campus universitario, que sobradamente merece.