No sé si ya ha llegado la hora no solo de gritar "basta" sino de emprenderla con el Gobierno de Rajoy para que este, en lugar de dedicarse a explicar públicamente en el Congreso los líos económico-peseteros del excajero de su partido, señor Bárcenas, que no llegó a explicar nada, ponga todo el interés en las universidades españolas, que, como sigan así, va haber que cerrarlas e instalar la gestión de tributos en la subasta de vinos, extintores -se supone que de incendios- y calzados de mujer y no de hombre, lo que producirá un cabreo masculino porque los machos también tendrán que salir con alpargatas.

Mientras, las universidades buscan alumnos donde no hay. Se cree que sobran profesores aunque también faltan materias que pueden encontrarse en universidades extranjeras a las que no se facilita el paso. O sea, que no hay centros y existen posibilidades de llegar a otro porque lo que les atrae a estos estudios universitarios lo repele, repito, el idioma.

Se ha hecho público que más de 8.900 estudiantes de nuevo ingreso dejaron sus plazas vacías en el curso pasado, muchos de ellos en la Universidad de La Laguna, aunque dicen que otros tantos no han podido matricularse, cosa que parece un tanto inexplicable porque en las universidades españolas plazas es lo que sobran, y hay que comprender que no son estudiantes lo que faltan, sino centros universitarios debidamente preparados y posiblemente detrás de todo esto hay un ministro de Educación que no da la talla.