Amí me parece, como a todo canario que piensa, siente y cree "en canario normal", sin gustos estrafalarios sino los corrientes que poseemos casi todos los naturales de estas islas, que es perfectamente admisible que poseyendo en la capital de Tenerife un edificio supuestamente creado y sostenido por una doctrina que no es la católica nuestra, se conserve el inmueble y la construcción del mismo, incluso con prácticas de acuerdo con sus creencias que, para nosotros, son extrañas pero respetuosas con nuestra religión y nuestras costumbres. Ocurre con la Logia Masónica emplazada en la calle de San Lucas de Santa Cruz, se supone que de acuerdo con las normas correspondientes. En cuanto a mis contactos con la Logia, ya conté que por mi filiación a las Organizaciones Juveniles de Falange Española, tras el 18 de julio de 1936, fecha del golpe de Estado del general Franco, fui destinado a un puesto de enlace del Movimiento emplazado en la Logia utilizado como oficina por las fuerzas de Franco. En el sótano del inmueble pude ver varios signos raros, trozos de esqueletos humanos, calaveras y otros signos. Ese departamento era para pruebas de los creyentes masones. Terminada esa misión de transportar correspondencia, no volví a la logia que algunas veces fue abierta al público para visitas. El jueves pasado este periódico publicó en primera página que dos destacados miembros de la Masonería se han reunido con el alcalde de Santa Cruz para proceder a la rehabilitación del templo masónico, que tiene algunos deterioros. Es una buena noticia que ha tardado en llegar porque la Logia es un monumento que debe conservarse como está, con toda su belleza arquitectónica, y puede ser considerado como un museo de la ciudad. Las personalidades que se reunieron con el alcalde son el comendador y el gran maestre de la Logia, que suscribieron un convenio con Bermúdez para rehabilitar el templo.