No estamos golpeando en hierro frío. uestras críticas no caen en saco roto. Cada vez son más los amigos de esta Casa que consideran acabado como político a Paulino Rivero. Sin embargo, es necesario que las intenciones se conviertan en hechos. Resulta imprescindible que los patriotas den un paso adelante para arrinconar a la mayor desgracia que le ha caído encima a estas Islas. De paso, nos librarían a todos los canarios de la pésima gestión de un hombre que ha arruinado, posiblemente de forma irreparable, a una Islas que siempre fueron conocidas como Las Afortunadas.

Volvemos a poner como ejemplo la situación de la sanidad pública, con una lista de espera descomunal -45.000 personas están en esta situación, según los sindicatos- en la que mucha gente muere antes de ser atendida. Hasta el Defensor del Paciente habla de presentar una denuncia por denegación de auxilio y homicidio imprudente. ¿o estamos realmente ante homicidios culpables?

Por otra parte, nos revuelve las tripas la imagen del presidente y el vicepresidente -y también consejero de Educación- del Gobierno de Canarias en la inauguración del curso universitario. El necio político que preside el Ejecutivo iba vestido de frac y el otro, el que lo apoya pese a que su partido también perdió las elecciones, iba tocado con el birrete de doctor. Qué personajes para estar en un acto académico de tanta relevancia. ¿Cómo es posible que no les dé vergüenza asistir a un acto de una Universidad a la que tanto han denigrado, pese a ser el más antiguo y el auténtico centro de enseñanza superior en Canarias? El rector de la Universidad de La Laguna se quejó en ese acto de lo mucho que ha favorecido Paulino Rivero a la bisoña Universidad de Las Palmas con el único fin, como hemos denunciado varias veces, de ganarse a los canariones y seguir en el poder. Un intento baldío que ya abordaron sin ningún resultado positivo Manuel Hermoso y Adán Martín. Lo mejor que puede hacer Rivero es marcharse definitivamente a vivir en Las Palmas o en la Península, pues lo mismo da. Cualquier opción es mejor para todos que la de seguir residiendo en Tenerife. Con respecto a la Universidad lagunera, lo mejor es que ninguno de estos dos tipejos políticos vuelva a poner los pies en ella. Son dos analfabetos políticos que humillaron con su presencia a la gente preparada que estaba en el acto inaugural. Dos burros políticos no tienen cabida en la Universidad de La Laguna porque mancillan su honor y su dignidad.

os preguntamos si los auténticos nacionalistas que militan en CC conocen cuál es el panorama de miseria que hay en el Archipiélago. Si lo conocen, no comprendemos por qué permiten que personas como Paulino Rivero o su vicepresidente, José Miguel Pérez, sigan haciendo de las suyas con la vida y hacienda de los isleños. ¿Es que Coalición Canaria ya no es partido sino una mafia política?, volvemos a preguntarnos una vez más. Qué absurda situación la de que Rivero, el causante de las grandes tragedias de estas Islas, el culpable del Apocalipsis que sufre Canarias, pueda no solo seguir en el Gobierno sino también liderar un partido que camina a su perdición si antes, lo reiteramos, no se lo quitan de encima. ¿Están ciegos los patriotas de CC o quieren convertirse en cómplices de este traidor político al pueblo que confió en todos ellos?

Si continúan sin reaccionar, los militantes de Coalición Canaria deben renunciar al calificativo de nacionalistas porque no lo son. Ahora son bolsilleros políticos. Paulino Rivero está acabando con el nacionalismo oficial porque nadie hace algo para impedírselo. Canarias, lo decimos una vez más, necesita nacionalistas de verdad. ecesita que los auténticos patriotas accedan a las instituciones y tomen las riendas del Gobierno para intentar salvar lo que todavía no han arrasado Rivero y los recaudadores de la Hacienda española. Cada día que pasa sin avanzar con paso decidido hacia la independencia es un día perdido. Un día en el que retrocedemos y nos hundimos aún más.

La independencia llegará. Estamos convencidos de ello, por mucho que les pese a los españolistas. Pero no podemos esperar por la libertad de brazos cruzados, porque entonces nos pueden caer otros seis siglos de colonialismo.