Este lunes tuve ocasión de asistir a un importante evento, que había despertado gran expectación en sectores sociales y empresariales de Las Palmas, celebrado en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria, magníficamente dirigida, por cierto, por Tomás Van de Valle Sotomayor y cuyo salón de actos estaba repleto de autoridades civiles y militares, políticos y conocidos personajes de la sociedad grancanaria. Se trataba de un importante empresario canario, con un brillante currículum, al que admiro y considero por su indudable valía: Agustín Manrique de Lara y Benitez de Lugo, cuyos nobles e ilustres apellidos hablan por sí solos. Era su primera intervención pública después de haber sido elegido mayoritariamente presidente de la patronal de Las Palmas CEOE-Cepyme, y en ella dejó constancia fehaciente de su indiscutible y necesario liderazgo.

Agustín Manrique de Lara demostró sus sólidos conocimientos sobre la realidad socieconómica y empresarial de Canarias y, con una claridad meridiana, reivindicó el insustituible papel que la sociedad civil debe jugar en el contexto de sus relaciones con las estructuras gubernamentales, pese a los intentos políticos por dejarla al margen. La existencia de una sociedad civil diferenciada de la sociedad política, dijo, es un requisito necesario para la democracia ya que sin ella, no hay Estado legítimo.

En la conferencia, titulada "La Confederación ante la sociedad", Agustín Manrique de Lara dejó marcadas, con toda nitidez, sus prioridades en cuatro grandes lineas de actuación: modernización de la negociación colectiva, apuesta por la formación, la investigación y la innovación, en definitiva, mejor capital humano, que es la clave del éxito empresarial; reducción de la terrible burocracia administrativa en todos los niveles, lo que perjudica la competitividad del tejido empresarial, y la internacionalización de las empresas canarias como condición necesaria para su éxito. Según el nuevo presidente de la patronal grancanaria, "debemos involucrarnos más e ir de la mano de nuestras organizaciones empresariales, apoyándonos en nuestras relaciones con todas las organizaciones patronales del mundo y, de una manera especial, con los países emergentes".

Agustín Manrique de Lara enfatizó que "no van a ser tiempos fáciles, sino difíciles. Pero van a ser tiempos definitivos. Nos estamos jugando el futuro en los próximos años, y, además, nos lo jugamos en plena crisis económica, social y política, lo que hace todo más complejo". Manrique de Lara hizo hincapié en "gastar solo lo que se ingresa, es decir, ortodoxia presupuestaria. Es una regla de oro que solo podemos saltarnos de forma excepcional por razones extraordinarias e imprevisibles, y durante un tiempo determinado. Después de ese periodo, debe volverse rápidamente a la normalidad". Recalcando el dato, poco comentado, de que entre 2007 y 2012 España subió 8,8 puntos porcentuales el gasto público sobre el PIB, pasando del 39,2 al 48%. "La reforma financiera", subrayó Manrique de Lara, "debe devolver la liquidez a las familias y empresas, eso sí, con menos alegrías que en el pasado".

Otro de los ejes fundamentales de la documentada conferencia hacía referencia al Régimen Económico y Fiscal (REF) de Canarias que, dicho sea de paso, es Bruselas, en última instancia, quien decide sobre la reforma o no de ese instrumento económico-financiero que sustituyera a nuestro sistema librecambista de puertos francos, y que supuestamente iba a ser la panacea que propiciara nuestro desarrollo y bienestar. Según Manrique de Lara, "el poder político desprecia nuestro derecho a participar en el REF". El máximo dirigente de los empresarios grancanarios mostró una vez más su indignación ante el hecho desafortunado de que el poder político desprecie el legítimo derecho de las patronales canarias a participar en las negociaciones del REF; que, repito, no se decide en Canarias, sino en Bruselas por los funcionarios de UE. O sea, el futuro del pueblo canario es decidido, no en Canarias, como sería lo lógico y razonable, sino en Europa, sin que nuestras decisiones sean vinculantes.

Estamos, pues, ante un auténtico y carismático líder empresarial, con vastos conocimientos y visión de Estado, que era lo que estaba demandando Canarias. Agustin Manrique de Lara y su homólogo en Tenerife, José Carlos Francisco, están llamados, juntos, a situar a la empresa canaria en el lugar que se merece y le corresponde por su acreditado "know how" y su "know why".

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