1.- Dos días consecutivos en los que he amanecido turbado por el insomnio, he puesto la tele y me he llenado de pavor. En las dos ocasiones, nada más pulsar el botón del encendido, los contertulios hablaban de muerte y de corrupción. Yo creo que el peor de los escasos logros del incomprensible ministro , el histriónico personaje que dejó a la justicia en bolas, fue haber creado la Fiscalía Anticorrupción. Con ella, los juicios paralelos se han convertido en el pan nuestro de cada día; jamás habían existido tantas filtraciones de casos judiciales y nunca en la historia de este país habían obtenido tanto protagonismo los jueces y los fiscales. Yo me niego a pensar que mi país en general sea corrupto y me niego también a conceder un protagonismo desmedido a jueces y fiscales, tan solo porque tengan una potestad difícil de asumir por los afectados y aspirantes: meterte en la cárcel. También me niego a conceder valor a una prensa -tan contaminada por los desmesurados deseos de vender- que se sale continuamente de los límites de la razón y nos envuelve sin piedad con su manto de terror mañanero.

2.- Que las televisiones y los periódicos y las radios, pero sobre todo los dos primeros, no hagan más que revelar secretos de sumarios y hablar de muerte y de corrupción consigue que el país esté crispado, ya no sólo por la crisis brutal que padece (a pesar de los cantos de sirena del Gobierno) sino por las malas noticias. A la pobre niña china muerta en Galicia la han destripado en los medios de comunicación. No digamos a los presuntos autores del crimen -sus padres-, en un suceso terrible que merecería el respeto a la justicia y no la aireación constante de sus detalles macabros. Y en lo que se refiere a la corrupción, los periodistas se permiten corregir a los jueces y aliarse con las tesis de la Fiscalía Anticorrupción en cuanto a las condenas de la Operación Malaya. Les parecen poco duras, en un exabrupto generalizado de crueldad contra los condenados y contra los magistrados del tribunal. Oiga, ¿es que los periodistas se han convertido en jueces ahora? Cualquier analfabeto habla en las televisiones como si fuera un afamado letrado.

3.- En este país, además, hay imputados que entran por la puerta delantera de los juzgados y otros que lo hacen por la puerta de atrás, como Magdalena Álvarez. ¿Qué hacen los fotógrafos retratando a Pedro Doblado, una persona decente, entrando en los juzgados de Tenerife para responder de algo que no ha hecho y qué hace Magdalena Álvarez accediendo por la puerta de atrás a los juzgados de Sevilla? No, hombre, o todos por delante o todos por detrás y soy consciente del doble sentido de la expresión. No caben distingos en una sociedad moderna en la que las cosas de la justicia, por parte de la propia justicia y de la prensa, había que tratarlas con más respeto. Como dice el bolero, por el bien de los dos.

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