No pasa un día sin que Paulino Rivero nos sorprenda con alguna de sus machangadas, aunque en realidad ya no resultan una sorpresa para nadie sus dislates. De un necio político tan escaso de cacumen como gobernante poco o nada se puede esperar. La última de sus mamarrachadas es reivindicar la "vía canaria" como alternativa a las políticas del Gobierno de España. Según él, esa "vía canaria" está demostrando que hay opciones a las desigualdades sociales y territoriales que el PP está provocando.

del Gobierno regional las grandes desigualdades sociales que se han generado en Canarias como consecuencia de su pésima gestión. Y no solo desigualdades sociales: hay miseria, y hambre y hasta muertes en las listas de espera sanitaria. ¿Cuántos canarios tienen que acudir cada día a centros de beneficencia para que les den un plato de comida? ¿Cuántos niños famélicos tienen que desayunar y almorzar en la escuela para no caer desfallecidos por la calle? ¿Cuántas personas fallecen cada año en las mencionadas listas de espera sin que les llegue el turno de ser operadas porque para Rivero y sus secuaces políticos es más importante mantener la Televisión autonómica, o subvencionar a dos periódicos, que contratar más médicos y enfermeras? Periódicos, dicho sea ya que estamos, cuya fidelidad cuesta tanto dinero como el afecto de las meretrices y que, al igual que el cariño de estas, desaparecerá en cuanto concluyan las subvenciones.

En vez de solucionar los problemas de las Islas -y el primer paso para solucionarlos es la dimisión y el exilio del propio Rivero-, persiste este mago político en su prepotencia de dar lecciones a los peninsulares, cuando los políticos del continente tienen más labia, y también más altura, que él. Que deje en paz a los españoles, pues los problemas de la Metrópoli no nos interesan. Lo único que hay que decirles claramente a los gobernantes de Madrid es que inicien cuanto antes el traspaso de poderes a la nueva nación canaria, porque la independencia está más cerca de lo que desean y esperan muchos españolistas y leales a España. Se separará de España Cataluña, a pesar de que Zapatero acaba de decir que no contempla la secesión -Zapatero nunca ha destacado por hacer acertado pronósticos políticos o económicos-, se separará Vasconia y recobrará su libertad Canarias.

Olvida Paulino Rivero que su condición política es la de nacionalista. Preside el Gobierno autonómico con trampa, porque no ganó las elecciones, pero como político nacionalista. Olvida también que su misión no es llevarse bien con los metropolitanos, sino defender los intereses de Canarias y de los canarios. Posiblemente cuando llegue la hora de la independencia para estas Islas, que llegará más pronto que tarde, Rivero y los otros falsos nacionalistas de Coalición Canaria querrán apuntarse el tanto y aparecer como más patriotas que nadie, cuando la realidad es que han renunciado a cualquier patriotismo. Por eso decimos, y repetimos constantemente, que son traidores a su pueblo.

También dice Paulino Rivero que los Presupuestos Generales del Estado para 2014 condenan a los canarios a enormes esfuerzos, a la vez que les imponen importantes sacrificios en los Presupuestos de la Comunidad Autónoma. Añade que "no vamos a dar un paso atrás en el compromiso social que caracteriza al Gobierno que presido. No vamos a ceder porque nuestra apuesta por la justicia social y la igualdad de oportunidades son innegociables e irrenunciables".

Más cinismo, añadimos por nuestra parte. ¿Qué justicia social puede haber cuando Rivero y sus secuaces políticos viven en mansiones, mientras que muchos canarios -tampoco eso nos cansamos de repetirlo- son desahuciados de sus viviendas y arrojados a la calle de mala manera? Las ya citadas colas del hambre y listas de espera sanitaria, la emigración forzada de miles de jóvenes isleños, ¿es eso justicia social? ¿Puede alguien hablar de justicia en un Archipiélago que lleva 600 años ocupado y esquilmado por un país situado en otro continente?

No puede haber justicia en Canarias mientras persista el colonialismo español. La esclavitud no puede ser justa porque la libertad de las personas y de los pueblos es un derecho divino. Sabemos, volvemos a subrayarlo, que la independencia llegará y que llegará pronto. Mientras tanto, viviremos sumidos en la iniquidad por mucho que hablen de nuevas políticas Rivero, Mena y demás compinches políticos. Por muy torpe y metropolitano que sea un político, tendría que estar ciego para no ver la realidad de estas Islas. Una realidad de miseria y padecimiento, pese a que poseemos recursos suficientes para vivir como los habitantes de los países más ricos del planeta.

Los falsos nacionalistas sufrirán en su momento el desprecio de la gente. El pueblo no olvidará lo que le han hecho. Muchos de ellos están a tiempo de enmendar su actitud bolsillera y comportarse como lo que realmente dicen que son: nacionalistas obligados a luchar por la libertad de su tierra en vez de optar, como están haciendo, por la complicidad con el invasor. "A la mar fui por naranjas", escribió el poeta. Los patriotas canarios no buscan naranjas en el mar. No buscan imposibles. Buscan recuperar la libertad que perdieron sus antepasados hace seis siglos por la fuerza de unas armas contra las que lucharon heroicamente, pero a las que no pudieron vencer. No por falta de valor, sino de fuerzas.

Tampoco podemos hablar de un mar al que ir a buscar naranjas, ni petróleo, ni pesca ni nada porque no lo tenemos mientras no seamos una nación independiente. Las aguas que rodean a cada isla son españolas hasta las doce millas. Más allá de ese límite le pertenecen a Marruecos, porque estamos en la zona económica exclusiva de ese país. No tenemos mar, pero lo tendremos. Vemos con satisfacción cómo cunde cada vez más la presencia de la bandera canaria de las siete estrellas verdes. La auténtica bandera, no la oficial de Coalición Canaria; la de los perros que lamen la corona española. Tendremos independencia sin necesidad de recurrir a la violencia. Los actos violentos nunca están justificados. Ni siquiera para defender las causas nobles. Tendremos nuestra libertad sin necesidad, igualmente, de recurrir a un referéndum de autodeterminación, porque estas Islas eran un territorio libre antes de la llegada de los españoles. Es absurdo preguntar el parecer de los canarios sobre la devolución de la libertad a los descendientes de los guanches. Además, ¿cuántos colonos españoles ha introducido España en Canarias a lo largo de seis siglos? ¿Se puede celebrar una consulta en esas condiciones? No cabe referéndum de autodeterminación para recuperar lo que nos fue arrebatado por España. El holocausto sufrido por la nación guanche fue el prólogo del genocidio cometido posteriormente por los españoles en América. ¿Hace falta someter a votación reparar, al menos en parte, un crimen histórico?

Acabamos este comentario con una idea también muy repetida: los canarios debemos tomar conciencia de nuestra condición de colonizados. Como decíamos antes, la idea de que estamos siendo explotados por España se afianza entre los isleños. Sin embargo, debemos actuar con mayor rapidez porque el tiempo corre en contra nuestra. La independencia llegará, lo reiteramos, pero hemos de ayudarla a llegar. Ni un paso atrás. De forma pacífica pero contundente tenemos que hacer cuanto esté en nuestras manos para liberarnos de quienes nos exprimen para beneficio suyo, no para el nuestro. Y es mucho lo que somos capaces de hacer si no siguiésemos narcotizados.