Dado que hoy, 22 de octubre, se cumplen 49 años de la bandera tricolor con las siete estrellas verdes, la bandera nacional canaria, como patriota canario que soy, quiero sumarme jubiloso a esta efeméride tan significativa. Y aprovechando la ocasión, haré algunos comentarios, agradeciendo públicamente el comunicado "La bandera y el compromiso anticolonial", que me ha hecho llegar vía e-mail el Consejo para la Descolonización y la Transición Nacional Canaria (CDTN), formado por el CNC, Frepic, PNIC y otros, que invita a la reflexión y a la toma de conciencia, más allá de la propia celebración.

Esta señalada fecha es una oportunidad histórica para insistir en la denuncia de las grandes contradicciones que mantienen atenazada la voluntad de la sociedad canaria que, en palabras del padre de la patria, Secundino Delgado, son hijas de la misma madrastra arbitraria. Por eso, cuando se alzan voces reclamando otra política para Canarias, los independentistas o soberanistas, ¡¡los verdaderos y auténticos nacionalistas canarios!!, no podemos permanecer impasibles porque nunca antes se habían dado las condiciones objetivas como se dan en estos momentos para, con determinación y responsabilidad, impulsar bajo la misma bandera una lucha política que erradique de una vez el sometimiento del Archipiélago Canario, evitando las incertidumbres en las que se refugian los colaboracionistas pro españoles, e inmovilistas en general.

Es tiempo de aunar esfuerzos y voluntades y de generosidad; desterrando los nefastos pleitos y enfrentamientos producidos por los megalómanos liderazgos autoproclamados y, por supuesto, el estéril y disgregador debate político, ¡¡que no toca!! Primero, conseguir la independencia cuanto antes; y después, concluido el proceso constituyente, concurrir a las primeras elecciones generales, con listas abiertas, que ya se presentarán todos los partidos que quieran participar en unos comicios libres y democráticos; y que el pueblo canario, mediante sufragio universal, decida si quiere una "Canarias libre y socialista", como se sigue propugnando machaconamente desde una izquierda transnochada y populista, o una Canarias libre, en paz y armonía, que desarrolle todas sus potencialidades, como su envidiable renta de situación, explore y explote los recursos naturales de su territorio, y sea uno de los países más prósperos y desarrollados de la comunidad internacional, a la que perteneceremos por derecho propio, como otros Estados archipelágicos e insulares de menor entidad.

Porque yo, desde luego, soy de la derecha o centro-derecha nacionalista, y abogo por una economía de mercado y por un capitalismo humanista. Por tanto, todo el tejido empresarial canario debe saber y tener bien claro que en el variopinto espectro político independentista estamos gente de centro derecha, con las ideas muy claras, en la que se puede confiar. Máxime cuando la cuestión canaria es un asunto de "élites pensantes", y no de revolucionarios indocumentados. El proceso de emancipación de Canarias debe ser sosegado, no traumático y, sobre todo, pacífico, en el que debe involucrarse, de una vez, como ha sucedido históricamente en la liberación de todas las colonias del mundo, la burguesía canaria que posee los medios económicos y los cuadros dirigentes. ¡¡Quien tiene los medios para actuar tiene la ineludible e insoslayable obligación de actuar!!

A estas alturas de la historia, en pleno siglo XXI, cuando los Estados cohesionados artificialmente, a golpe de cruentas guerras, han dado paso a nacionalismos emergentes que reivindican su primitivo territorio, apropiado por las fuerza de las armas, y el derecho inalienable e imprescriptible de sus nacionales a ser protagonistas de su futuro, sin tutelas ni dictados de ningún tipo, Canarias, nuestra patria, tiene activos suficientes para ganarle la partida a esa España colonialista y depredadora, que ha esquilmado desde siglos nuestras riquezas, y que ahora pretende saquear impunemente nuestros yacimientos de hidrocarburos de petróleo y/o gas.

En esta partida, en la que España actúa como un verdadero tahúr, tal como corresponde a su condición de Estado forajido, que incumple sistemáticamente la legalidad internacional, Canarias tiene todos los ases y un comodín en la manga. Son nuestros legítimos e inalienables derechos como pueblo diferenciado, consagrados en el Derecho Internacional contemporáneo, y en la Resolución 1514 (XV) de la ONU.

Y para terminar, una última consideración: espero y deseo que este día no se convierta en un acto folclorista, y sea un punto de inflexión; constituyendo un antes y un después del vil y canallesco colonialismo español en Canarias.

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