En la sesión de control al Gobierno celebrada el pasado día 16 en el Congreso de los Diputados, el portavoz de Convergencia y Unión (CiU), José Antonio Durán y Lleida, advirtió al presidente del Ejecutivo, Mariano Rajoy, de que si no es capaz, como presidente del Gobierno, de encabezar una respuesta de Estado, no simplemente de Gobierno, se encontrará con una declaración unilateral de independencia que algunos aprobarían en el Parlamento de Cataluña.

Cuando parecía que la respuesta de Rajoy iba a ser clara, precisa y contundente, haciendo valer su responsabilidad como presidente del Gobierno, la dio con estas palabras: "Yo seguiré trabajando para que vivamos juntos, para mantener los lazos históricos, afectivos, sociales, personales y de todo tipo que tenemos. Esto no es un invento de nada, es una realidad que ha existido durante siglos". Es decir, toda una parodia protagonizada por ambos líderes porque uno le declara que puede haber independencia en Cataluña y el otro le dice que le quiere mucho. ¡Inaudito!

Me sorprende la advertencia que Durán hizo a Rajoy, ya que el líder de Unión Democrática de Cataluña siempre se ha distinguido por ser un político moderado y nada sospechoso de independentista, por lo que pienso que su observación al presidente del Gobierno, más que un apercibimiento debemos considerarla como un aviso, como algo que no debe menospreciar si no se aviene a las pretensiones soberanistas del presidente de la Generalidad de Cataluña, señor Mas. Ciertamente, no es nada extraño que ambos líderes de CiU -Mas y Durán- tengan desavenencias ideológicas o políticas con respecto a Cataluña, precisamente, por la deriva independentista del señor Mas y sus socios de ERC en el Gobierno catalán. Desavenencias que le pueden costar a Mas la ruptura de la coalición en Cataluña. Recordemos que CiU es una federación constituida por dos partidos políticos: Convergencia Democrática de Cataluña y Unión Democrática de Cataluña. Así pues, no parece sensato considerar las palabras de Durán y Lleida como una amenaza al Gobierno, sino más bien como un toque de atención porque la situación en Cataluña es preocupante. Y así debe ser porque si alguien está haciendo de puente entre el nacionalismo e independentismo catalán y el Gobierno de Rajoy ese es Durán, y no sólo con el presidente del Gobierno, sino también con el conjunto de las fuerzas políticas en el Parlamento español.

El señor Durán debería tener en cuenta que su partido, Unión Democrática de Cataluña, la U de CiU, supone casi el 40% de dicha coalición, por lo que podría muy bien advertir a su socio Mas de su disconformidad con ese disparate independentista, incluso romper o no apoyar dicho proyecto secesionista por las negativas consecuencias que reportaría a Cataluña y al pueblo catalán. Y podría hacerlo porque, aritméticamente hablando, la declaración independentista en el Parlamento de Cataluña está abocada al fracaso sin el respaldo de Unión Democrática. Tampoco debemos olvidar que actualmente Durán es el presidente de la comisión de Exteriores del reino de España, por lo que tampoco tendría sentido que un señor que apoya a Convergencia Democrática en su proyecto soberanista esté representando a España fuera del país, ya que o representa a España o a la independencia de Cataluña.

Por otra parte, al presidente Rajoy se le está acusando de pusilánime, frívolo y cobarde, por la falta de contundencia con que está actuando ante el separatismo catalán. Creo que lo que debió responder a Durán en el Congreso es muy simple. Algo así como: "Mire Ud., si algunos se atreven a declarar unilateralmente la independencia, aplicaré la ley con todo el rigor que corresponde, proponiendo la suspensión de la autonomía de Cataluña, tal como se prevé en la Constitución Española". ¡Así de contundente!