La cuestión catalana se mueve a velocidad de vértigo, unas veces con un discurso, por parte de los nacionalista de CiU, atemperado, como en intentos de alejarse de la posible no aceptación de la independencia por la mayoría de los que viven en Cataluña, y otras, impulsados por Esquerra, vuelven a los inicios de no bajarse del pedestal del derecho a decidir, antesala, piensan, de la independencia. Habrá que distinguir -porque se confunde con frecuencia- que el derecho a decidir, o sea la autodeterminación, es eso, una derecho; y la independencia es un proceso que se inicia y tiene su tiempo final.

Pues bien se está tras bastidores en esta tramoya un tanto confusa de la cuestión catalana, buscándole una salida y, como muchas veces se ha comentado, la pretensión de una asimetría para Cataluña, que tendrá que ver con una reforma constitucional donde a determinados territorios, incluido Cataluña, se los considerará, aunque camuflados, un status confederal. O sea que se le aumentarán las competencias y la financiación.

Desde el nacionalismo canario se debe tener en cuenta esta posible negociación que contará con el apoyo del PP y PSOE para desatascar la situación, con lo cual otros territorios, Canarias, se verá si no se meten en ese paquete, desfavorecida, quedándose descabalgada del proceso. Por lo que antes que las cosas se produzcan y no haya marcha atrás son momentos estos para estar preparados y poner toda la carne en el asador para que no nos coja como mirones de una negociación que se urde a espaldas nuestras, quedándonos, una ves más, como convidados de piedra.

Se puede pensar en independencia, en autodeterminación, en descolonización y en todo lo que se quiera desde posiciones nacionalistas, pero esto no acontecerá de la noche a la mañana. Pero lo que sí está claro es que la vía del confederalismo abriría puertas y nuevos espacios políticos más ambiciosos. Mientras el PP sea en esta tierra el partido más votado esto nos dice que a este pueblo le falta mucho para ser mayoritariamente nacionalista, y si no se cuenta con una base social coherentemente nacionalista podemos hincharnos el pecho de fervor nacionalista o entonar cantos de sirena pero ajenos a la gran mayoría. El trabajo que queda es arduo y no fácil. Y se está tardando en comenzarlo. Por eso, y de momento, cuidado con las asimetrías, cuidado con lo que se está tejiendo y estemos al tanto de lo que vaya aconteciendo, intuyendo lo que puede pasar y no permanecer a la espera de los acontecimientos sino que hay que estar dentro de ellos como protagonistas.